Dios siempre será Dios, y nunca se volverá Satanás; Satanás siempre será Satanás, y nunca se volverá Dios. La sabiduría, lo maravilloso, la justicia, y la majestad de Dios nunca cambiarán. Su esencia y lo que Él tiene y es nunca cambiarán. Sin embargo, Su obra siempre está progresando hacia adelante, y siempre va profundizando, porque Él siempre es nuevo y nunca viejo (‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”).
La obra de Dios es siempre nueva y nunca vieja, y nunca forma doctrinas, y es, en cambio, están cambiando y renovándose continuamente en mayor o menor grado. Este trabajo es la expresión del carácter inherente de Dios mismo. Es también el principio inherente de la obra de Dios, y uno de los medios por los cuales Dios logra Su gestión. Si Dios no trabajara de esta manera, el hombre no cambiaría ni sería capaz de conocer a Dios, y Satanás no sería derrotado. Por tanto, en Su obra ocurren cambios continuos que pueden parecer erráticos, pero que en realidad son periódicos (‘Sólo los que conocen la obra de Dios hoy pueden servir a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Todo el carácter de Dios se ha revelado a lo largo del plan de gestión de seis mil años. No se ha revelado únicamente en la Era de la Gracia, sólo en la Era de la Ley, o menos incluso, sólo en este período de los últimos días. La obra realizada en los últimos días representa el juicio, la ira y el castigo. No puede reemplazar la obra de la Era de la Ley y la de la Era de la Gracia. Sin embargo, las tres etapas se interrelacionan en una sola entidad y son toda la obra hecha por un Dios. Naturalmente, la ejecución de esta obra se divide en eras independientes. La obra realizada en los últimos días lo concluye todo; lo hecho en la Era de la Ley es el comienzo; y lo hecho en la Era de la Gracia es la redención (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Claramente podemos ver de las palabras anteriores de Dios Todopoderoso que desde la Era de la Ley a la Era de la Gracia y a la Era final del Reino, todas las tres etapas de la obra de Dios han sido la obra del mismo Espíritu; es decir, la obra del Espíritu Santo. Bien sea que el Espíritu Santo utilice personas para obrar o que Él obre directamente en la carne, todo es la obra de Dios mismo. Este es un hecho que ni una sola persona puede negar. Sólo las tres etapas de la obra de Dios son la obra completa de salvar a la humanidad. Todos aquellos que creen en Dios deben aceptar la obra de Dios de los últimos días con el fin de ser purificados y obtener la salvación. Deben reconocer que sólo por medio de las tres etapas de la obra de Dios se puede verdaderamente conocer a Dios y ser perfeccionado y todos aquellos que no pueden reconocer Sus tres etapas de la obra son personas que no conocen verdaderamente a Dios. Por consiguiente, todavía son capaces de resistir y traicionar a Dios. Estos son hechos que ninguna persona puede negar. En cada etapa de Su obra Dios ha expresado y revelado una parte de Su carácter y Él también ha tenido diferentes requisitos para la humanidad en las diferentes etapas de Su obra. En particular, todas las palabras de juicio y castigo que Dios ha expresado en Su obra de los últimos días representan completamente Su justicia, juicio, ira y castigo de la humanidad corrupta. Son la revelación del carácter justo y de la omnipotencia y sabiduría de Dios. Es por eso que sólo la obra de Dios en los últimos días puede purificar, eliminar y resolver completamente el carácter satánico de la humanidad corrupta, permitiéndole a la humanidad corrupta librarse por completo de la influencia de Satanás y lograr la verdadera obediencia a Dios. Sin el juicio, la majestad, la ira y el castigo de Dios, la humanidad nunca sería capaz de darse cuenta de la verdad de su profunda corrupción por Satanás y de la sustancia de su naturaleza, así que nunca sería capaz de obtener la purificación y nunca sería capaz de verdaderamente reverenciar y obedecer a Dios. Es claro que es sólo la obra de Dios en los últimos días la que es la obra crucial y decisiva de salvar completamente a la humanidad. Guarda una gran relevancia para salvar y perfeccionar a la humanidad.
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Dios Todopoderoso dice :Tales son las condiciones que el hombre debe alcanzar antes de ser perfeccionado. Si no puedes lograr todo esto, entonces no puedes vivir una vida que tenga sentido. El hombre vive en medio de la carne, lo que quiere decir que vive en un infierno humano, y sin el juicio y el castigo de Dios, el hombre es tan inmundo como Satanás. ¿Cómo puede el hombre ser santo? Pedro creía que el castigo y el juicio de Dios eran la mejor protección del hombre y la mayor gracia. Sólo a través del castigo y el juicio de Dios el hombre podía ser despertado, y odiar la carne y odiar a Satanás. La disciplina estricta de Dios libera al hombre de la influencia de Satanás; lo libera de su propio y pequeño mundo, y le permite vivir a la luz de la presencia de Dios. ¡No hay mejor salvación que el castigo y el juicio! Pedro oró, “¡Oh Dios! Siempre que me castigues y me juzgues, sabré que no me has abandonado. Aunque no me des gozo y paz, y me hagas vivir en sufrimiento, y me inflijas castigos sin número, mientras que no me dejes mi corazón estará tranquilo. Hoy, Tu castigo y juicio se han vuelto mi mejor protección y mi mayor bendición. La gracia que me das me protege. La gracia que me otorgas hoy es una manifestación de Tu justo carácter, y es castigo y juicio; más aún, es una prueba y, más que eso, es una vida de sufrimiento”. Pedro pudo hacer a un lado los placeres de la carne y buscar un amor más profundo y una protección mayor debido a que había ganado del castigo y del juicio de Dios gracia en demasía. En su vida, si el hombre quiere ser limpiado y lograr cambios en su carácter, si quiere vivir una vida que tenga sentido y cumplir su deber como criatura, entonces debe aceptar el castigo y el juicio de Dios, y no debe dejar que se aparten de él la disciplina de Dios ni los golpes de Dios, para que se pueda liberar de la manipulación y la influencia de Satanás, y pueda vivir en la luz de Dios. Sabe que el castigo y el juicio de Dios son la luz, y la luz de la salvación del hombre, y que no hay mejor bendición, gracia o protección para el hombre. El hombre vive bajo la influencia de Satanás, y existe en la carne; si no es limpiado y no recibe la protección de Dios, entonces el hombre se hará cada vez más depravado. Si quiere amar a Dios, entonces debe ser limpiado y salvado. Pedro oró, “Dios, cuando me tratas benignamente me deleito y siento consuelo; cuando me castigas, siento mayor consuelo y gozo. Aunque soy débil y soporto un sufrimiento incalculable, aunque hay lágrimas y tristeza, sabes que esta tristeza se debe a mi desobediencia y a mi debilidad. Lloro porque no puedo satisfacer Tus deseos, siento pena y dolor porque soy insuficiente para Tus exigencias, pero estoy dispuesto a alcanzar esta esfera; estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda para satisfacerte. Tu castigo me ha traído protección y me ha dado la mejor salvación; Tu juicio eclipsa Tu tolerancia y paciencia. Sin Tu castigo y juicio, no gozaría de Tu misericordia y piedad amorosa. Hoy veo cada vez más que Tu amor ha trascendido los cielos y lo ha superado todo. Tu amor no sólo es misericordia y piedad amorosa; es más que eso, es castigo y juicio. Tu castigo y juicio me han dado tanto. Sin Tu castigo y juicio, ni una sola persona sería limpiada, y ni una sola persona podría experimentar el amor del Creador. Aunque he soportado cientos de pruebas y tribulaciones y me he acercado más a la muerte, tal sufrimiento[a] me ha permitido conocerte realmente y obtener la salvación suprema. Si Tu castigo, juicio y disciplina se apartaran de mí, entonces viviría en la oscuridad, bajo el ámbito de Satanás. ¿Qué beneficios tiene la carne del hombre? Si Tu castigo y juicio me dejaran, sería como si Tu Espíritu me hubiera abandonado, como si ya no estuvieras conmigo. Si eso fuera así, ¿cómo podría seguir viviendo? Si me enfermas y me quitas mi libertad, puedo seguir viviendo, pero si Tu castigo y juicio me dejaran, no tendría manera de seguir viviendo. Si estuviera sin Tu castigo y juicio, habría perdido Tu amor, un amor que es demasiado profundo para que lo exprese con palabras. Sin Tu amor viviría bajo el dominio de Satanás y no podría ver Tu glorioso rostro. ¿Cómo decir que yo podría seguir viviendo? Tal oscuridad, tal vida, no la podría soportar. Tenerte conmigo es como verte, así que, ¿cómo podría dejarte? Te suplico, te imploro que no me quitas mi mayor consuelo, incluso si sólo son unas pocas palabras de tranquilidad. He gozado Tu amor y hoy no puedo estar lejos de Ti; ¿cómo decir que no podría amarte? He derramado mis lágrimas de tristeza por Tu amor, pero siempre he sentido que una vida como esta tiene más sentido, que puede enriquecerme más, que puede cambiarme más, y que puede permitirme más alcanzar la verdad que todas las criaturas deben poseer”. (De "La Palabra manifestada en carne")
Fuente del artículo: Iglesia de Dios Todopoderoso
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