130-A7 Hablar y predicar sobre la palabra de Dios: “Debes buscar el camino de la compatibilidad con Cristo”


El testimonio de Job representa su fe. ¿Qué estado alcanzó su fe? “Jehová dio”, lo cual ha sido experimentado por la gente corriente. “Después de creer en el Señor, he experimentado la gracia de Dios en no pocas cosas. He tenido muchas dificultades, he enfermado muchas veces, pero todas mis oraciones y súplicas a Dios se han cumplido. Por eso, lo que tengo hoy, todo lo que poseo es otorgado por Dios”. Muchas personas están equipadas con esta fe. Es el segundo nivel del que la gente corriente es incapaz de tener conocimiento: “Jehová quitó”. Creen lo siguiente: “Es Satanás el que hizo esto o lo hicieron ladrones. Dios me ha dado y el mismísimo Satanás arruinó esas cosas. El diablo está especializado en ser el enemigo de Dios; quiere apoderarse de todo lo que Dios da a las personas, así que fue Satanás quien lo hizo. Lo único que tengo que hacer es luchar contra Satanás. Esto no tiene conexión con Dios”. ¿Piensan así la mayoría de las personas o no? Esta fe es muy inferior a la de Job. Lo que es excepcional y precioso en cuanto a Job es su última frase: “¡bendito sea el nombre de Jehová!”. Esta frase es increíble para la gente que dice: “Él hizo que sufrieras privaciones y, aun así, sigues alabando Su nombre? ¡No puede ser! Alabar a Dios en esta situación de privación, ¿qué clase de persona podría hacerlo? ¡Es imposible e increíble!”. ¿No es esto lo que ocurrió? Decidme, cuando Job se enfrentó a esta prueba, o situación desdichada, siguió diciendo: “¡bendito sea el nombre de Jehová!”. ¿Qué clase de conocimiento de Dios debía tener él para pronunciar estas palabras? Esto basta para que la gente se devane los sesos durante un tiempo. ¿Cuánto tiempo necesitáis hasta que encontréis una respuesta? ¿Seríais capaces de llegar a comprenderlo en tres días o en cinco? Si no podéis comprenderlo, experimentadlo. Cuando hayáis alcanzado cierto nivel a través de la experiencia, sabréis por qué Job dijo estas palabras. Solo cuando hayáis experimentado la fe de Job hasta este punto podréis decir: “Oh, lo que dijo Job es muy cierto. ¿Cómo no pude haberlo imaginado antes? Hoy entiendo por qué Job fue capaz de decir esas palabras; hoy por fin las he experimentado. Cuando Job alcanzó la edad de setenta años –antiguamente, rara vez se llegaba a los setenta años–, su vida se acercaba rápidamente a su fin y, cuando se enfrentó a la prueba, fue capaz de decir palabras como estas. Él lo había experimentado profundamente durante toda su vida. Su fe era muy verdadera. ¡Lo que Job experimentó fue ciertamente bastante profundo!”. Job y Abraham son personas de gran fe; tenían una fe profunda y su estado era muy elevado. La gente corriente no puede alcanzar ni llegar a esto. De otro modo, ¿cómo habrían recibido ellos dos tan grandes bendiciones de Dios? ¿No es así? Hoy experimentamos la obra de Dios y Él promete que lo que obtendremos superará lo de los santos de las generaciones anteriores. ¿No es esto la gracia y la bendición de Dios? ¿Cómo podríamos superarlos? ¿Es fácil conseguir superar a los antiguos santos en fe y conocimiento de Dios? No es fácil. ¿Por qué decís que no lo es? ¡Porque para obtener la verdad debéis pagar un precio! No hay nadie que pueda obtener la verdad sin pagar un precio. Para obtener la verdad debéis pagar un precio, para obtener la verdad debéis sufrir muchas penurias. Uno debe superar la experiencia gradualmente y esforzarse para buscar la verdad y conocer a Dios. ¿No es así?
¿Sabéis cuál es el resultado de vuestra búsqueda de conocer a Dios? Algunas personas dicen: “Apartar el carácter corrupto y ser ganado por Dios”. ¿Y se consigue apoyándonos en qué? “Apoyándonos en nuestra comprensión de la verdad. A medida que comprendamos más la verdad, perteneceremos a Dios naturalmente”. ¿Son correctas estas palabras? Hay muchos anticristos que parecen entender todas las cosas, que predican de manera excelente y hablan de manera pomposa. Estos hablan durante días sin darle descanso a sus bocas, pero en el carácter de sus vidas no hay cambio. ¿Qué es esto? Solo quieren entender algunos de los secretos en la palabra de Dios para ver cómo Dios lleva a cabo Su obra y qué clase de personas se cuentan entre las ganadas por Dios; quieren entender estas cosas externas y la parte externa de la verdad. Estas pueden hablar y predicar, y creen que Dios las ha ganado. Pero, ¿dónde está el error? Estas personas no han aceptado el juicio ni el castigo de la palabra de Dios con sinceridad y rectitud. Es como dice la gente: “No tengo palabras contra el juicio y el castigo de la palabra de Dios. Reconozco que la palabra de Dios es toda la verdad, pero lo que no puedo aceptar es el trato y la poda que hace el hombre. No puedo ser obediente”. Trato con algunos líderes y obreros, y lo hago de manera muy severa; algunos se refinan con gran sufrimiento y reflexionan: “¿Cómo es posible que yo sea un anticristo? ¿De verdad me resisto a Dios? ¿No busco la verdad en realidad? ¿Cómo puede llegar de manera tan inesperada? Tras creer en Dios hasta el día de hoy he sido reducido a tal condición. No estoy convencido. ¡Me siento desequilibrado en mi corazón!”. ¿Son ciertas estas palabras o no? Las personas que no lo han experimentado no lo saben, pero todas las personas que han vivido la experiencia saben que estas palabras son ciertas y exactas. ¿Creéis que experimentar el juicio ante el trono de Cristo es tan sencillo como imagináis? “Varias personas estamos reunidas comiendo y bebiendo la palabra de Dios, comunicándonos en el conocimiento de la palabra de Dios y al final todo el mundo reconoce que la palabra de Dios es la verdad y todo el mundo es capaz de reconocerse a sí mismo en la palabra de Dios. Después, hablamos un poco sobre el conocimiento y demostramos un poco de resolución. Únicamente con esta experiencia, al final llegará un día en que cambie nuestro carácter hacia la vida y seamos ganados por Dios”. ¿Es así? ¿Cómo fue la prueba de Job? ¿Cómo fue la prueba de Pedro? Dios dice: “lo dejó medio muerto”, es decir, que Dios hizo que quedara medio muerto. Decidme, ¿cómo podemos explicar estas palabras? Dios trató con él, de modo que él estaba a medio camino entre la vida y la muerte, ¡sintiendo que la muerte sería mejor que la vida! Decidme, ¿son estas palabras verdaderas o falsas? ¿Es Dios capaz de hacer eso? Algunas personas dicen que sí. ¿Cómo es Él capaz? Estas palabras no son fáciles de decir y, si no las habéis experimentado, no podéis hablar de ellas. Preguntadle a Pedro, él lo sabe, y Job también lo sabe. Job diría: “Dios me ha bendecido durante muchos años y he ganado mucho de Dios. Pero, de repente, en el transcurso de un solo día, todo me fue arrebatado y no quedó nada. No importa cuántos hijos tuviera, todos murieron”. Cuando Dios hace cosas, pueden ser extraordinarias e incomprensibles; y pueden ser distintas a lo que la gente piensa en sus ideas y en su imaginación. A veces la gracia cae como un aguacero, como cuando se produce una cosecha abundante. A veces os sometéis a una prueba; os ocurre de repente, como si una montaña se derrumbara o el cielo se os cayera encima. ¿Cómo describen esto los no creyentes? “El desastre cae del cielo”. Esta cuestión misma podría torturar a una persona hasta dejarla medio muerta. Decidme, cuando Job se enfrentó a esta cuestión, ¿acaso no fue torturado hasta quedar medio muerto? De pronto él se encontró con un desastre enorme, ¿y quién no se derrumbaría frente a esto? ¿Quién podría soportarlo? Además, todo el cuerpo de Job se cubrió de sarna, de tal manera que tuvo que usar un tiesto para rascarse. En cuanto a Abraham, Dios le dijo estas palabras: “Trae ahora a tu hijo, tu único hijo Isaac, a quien tú amas, y ve a la tierra de Moriah donde lo ofrecerás ahí como holocausto en una de las montañas que te indicaré” (Génesis 22:2). ¿En qué estado mental creéis que se encontraba Abraham después de oír estas palabras y decidir sacrificar a su hijo? ¿Acaso estaba feliz? ¡La muerte era mejor que la vida! Llevó su hijo al lugar del sacrificio y, ¿cómo anduvo aquel camino? ¿Qué tenía que hacer cuando llegara allí? Matar a su hijo, su único hijo, al que tuvo a la avanzada edad de cien años. ¡Quién no se sentiría profundamente apenado! Esto es ciertamente como un cuchillo retorciéndose en el corazón. Es el mismo sentimiento del Señor Jesús de camino a Jerusalén donde iba a ser crucificado. Experimentar la obra de Dios es recorrer un camino como este, ¿puede decirse así? Experimentar el juicio y el castigo de Dios es justamente esta clase de experiencia; es que os tengáis que enfrentar a muchas pruebas. Hoy, el gran dragón rojo os captura y mañana el mundo religioso os condena; al día siguiente, todo el mundo os abandona e incluso vuestros amigos y familiares os desprecian, diciéndoos: “Estáis desquiciados, os habéis desviado por un sendero tortuoso, habéis creído en una enseñanza malvada”. ¿Podéis soportarlo? ¿No hay gente que ha experimentado algo de esto? ¿Qué se siente cuando os ocurren cosas de este tipo? ¿Es fácil soportarlo? En absoluto, no es nada fácil soportarlo. ¿Acaso no se sienten deseos de morir? “¿Cómo puede ser tan agotadora la vida? ¿Cómo puede ser tan difícil creer en Dios? Bien podría no creer, ¡y dejarme morir!”. Si vuestros hogares no se han roto, todavía no habéis llegado al final del sufrimiento. Cuando un día se rompa vuestra familia, vuestra esposa os abandone y vuestros hijos estén dispersos, habréis sufrido casi todo el tormento. Al creer en Dios Todopoderoso debéis tener semejante experiencia: Y aquel que no toma su cruz y me sigue, no es digno de Mí (Mateo 10:38). Las palabras del Señor Jesús se han cumplido y han dado fruto. ¿Es este camino fácil de seguir o no? No es fácil de seguir; esto es cierto y se dice con el corazón. Si hay personas que dicen: “¡Es fácil de seguir! Yo no creo que sea difícil de seguir. Aunque algunos hayan tropezado, ¡yo no lo haré!”, deberíais sentiros avergonzados después de decir semejantes palabras.
Cuando os enfrentáis a las calumniosas palabras de juicio del mundo religioso, también están los rumores, las condenas, las calumnias y las difamaciones del gobierno del Partido Comunista de China. ¿Habéis tenido discernimiento para defenderos? Esta propaganda negativa no puede derrotaros, ¿correcto? Este es el primer paso y demuestra que tenéis cierta fe. Si además podéis utilizar la verdad y la palabra de Dios para refutar sus falacias, está garantizado que seréis capaces de permanecer completamente firmes; esta dificultad habrá pasado. ¿Sois capaces de refutarlas en este momento? Todavía os parece difícil. Simplemente no escucháis: “¡No estoy escuchando, no lo creo!”. Es posible que reflexionéis sobre esto en vuestros corazones: ¿es verdadero o falso lo que dice? Después de todo, ¿coincide con la realidad? Todavía no lo entiendo muy bien. Me siento perdido intentando utilizar la verdad para refutarlas. ¿Quién sabe si es verdadero o falso? No puedo comprenderlo y, de todas formas, no lo creo. “¡No me hables! ¡No escucharé, no escucharé!”. Habrá personas que dirán: “Aunque no queráis escuchar, os obligaré a hacerlo, lo haréis a la fuerza. Aunque no queráis, ¡vais a tener que escuchar!”. Esto es peligroso. Es decir, si queréis permanecer firmes en el verdadero camino, ¿seréis capaces de hacerlo si no entendéis la verdad? No es cuestión de si escucháis o no; si no escucháis, cuando os ocurra algo, atormentaréis vuestros corazones y tendréis dudas. Si no tenéis la verdad, vuestros corazones están en peligro. Vuestras concepciones e imaginación pueden convertirse en un obstáculo para vosotros y hacer que fracaséis. ¿Creéis esto o no? No hace falta decir que las mentiras y los rumores del mundo exterior pueden derrotaros y que las concepciones y la imaginación de vuestros corazones, vuestra arrogancia y no buscar la verdad sino creeros infalibles pueden hacer que seáis enviados al infierno. El mayor enemigo de la humanidad es su corazón, y esas concepciones e imaginación satánicas. Estas cosas son un obstáculo. Los enemigos del mundo exterior son fáciles de manejar, pero el enemigo que hay en nuestro interior es difícil de manejar, y si no tenéis la verdad no seréis capaces de resolver esto. ¿Podéis aceptar palabras como estas?

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Dios Todopoderoso dice :"Dios castiga y juzga al hombre porque Su obra así lo exige y, más aún, porque el hombre lo necesita. El hombre necesita ser castigado y juzgado porque sólo entonces puede alcanzar el amor de Dios. Hoy habéis sido completamente convencidos, pero cuando os encontréis con el menor contratiempo estaréis en problemas; vuestra estatura todavía es demasiado pequeña, y todavía necesitáis experimentar más de este tipo de castigo y juicio con el fin de adquirir un conocimiento más profundo. Hoy tenéis alguna reverencia por Dios, y teméis a Dios, y sabéis que Él es el Dios verdadero, pero no tenéis un gran amor por Él, y mucho menos habéis alcanzado un amor puro; vuestro conocimiento es demasiado superficial, y vuestra estatura todavía es insuficiente. Cuando realmente os enfrentéis con un entorno, todavía no habréis dado testimonio; muy poco de vuestra entrada será proactiva y no tendréis idea de cómo practicar. La mayoría de las personas son pasivas e inactivas; sólo aman a Dios en secreto en sus corazones, pero no tienen un camino de práctica ni tampoco son claras en cuanto a cuáles son sus metas. Los que han sido perfeccionados no sólo poseen una humanidad normal, sino que son poseídos por verdades que exceden las medidas de la conciencia y que son más elevadas que los estándares de la conciencia; no sólo usan su conciencia para retribuir al amor de Dios, sino que, más que eso, han conocido a Dios y han visto que Dios es amoroso y digno del amor del hombre, y que hay tanto que amar en Dios que el hombre no puede evitar amarlo. El amor por Dios que tienen los que han sido perfeccionados es con el fin de cumplir sus propias aspiraciones personales. El suyo es un amor espontáneo, un amor que no pide nada a cambio, pero que no es un trueque. Aman a Dios por ninguna otra razón que para conocerlo. A esas personas no les importa si Dios otorga gracias sobre ellos, y están contentas sólo con satisfacer a Dios. No regatean con Dios ni tampoco miden su amor por Dios por la conciencia: Tú me has dado a mí, así que a cambio yo te amo a Ti; si Tú no me das, entonces no tengo nada que darte a cambio. Los que han sido perfeccionados, siempre creen que Dios es el Creador, que Él lleva a cabo Su obra en ellos, y que, ya que ellos tienen esta oportunidad, condición y cualidad para poder ser perfeccionados, su búsqueda debe ser vivir una vida que tenga sentido, y lo deben satisfacer a Él. Es justo como lo que Pedro experimentó, cuando él se encontraba en su punto más débil, oró a Dios y dijo: “¡Oh Dios! Independientemente del tiempo o el lugar, Tú sabes que siempre me acuerdo de Ti. Sin importar el tiempo o el lugar, sabes que quiero amarte, pero mi estatura es demasiado pequeña y soy demasiado débil e impotente, mi amor es demasiado limitado, y mi sinceridad hacia Ti es muy precaria. Comparado con Tu amor, simplemente no soy apto para vivir. Sólo quiero que mi vida no sea en vano y que pueda, no sólo devolverte Tu amor, sino, lo que es más, que pueda dedicarte todo lo que tengo. Si te puedo satisfacer, entonces, como criatura, tendré tranquilidad y no pediré nada más. Aunque soy débil e impotente ahora, no olvidaré Tus exhortaciones, y no olvidaré Tu amor. Ahora no estoy haciendo otra cosa que retribuirte por Tu amor. ¡Oh Dios, me siento muy mal! ¿Cómo puedo reciprocar el amor por Ti que hay en mi corazón; cómo puedo hacer todo lo que pueda, y poder cumplir Tus deseos, y poderte ofrecer todo lo que tengo? Conoces la debilidad del hombre; ¿cómo puedo ser digno de tu amor? ¡Oh Dios! Sabes que soy de pequeña estatura, y que mi amor es muy escaso. ¿Cómo puedo hacer lo mejor que pueda en esta clase de ambiente? Sé que debo retribuir Tu amor; sé que debo darte todo lo que tengo, pero hoy mi estatura es muy pequeña. Te pido que me des fuerza, y me des confianza, a fin de que sea más capaz de tener un amor puro para dedicarme a Ti, y que sea más capaz de dedicarte todo lo que tengo; y no sólo para poder retribuirte por Tu amor, sino para poder experimentar Tu castigo, juicio y pruebas y hasta maldiciones más severas. Me has permitido contemplar Tu amor, y no puedo no amarte, y aunque soy débil e impotente hoy, ¿cómo podría olvidarte? Tu amor, castigo y juicio, todos me han hecho conocerte, pero también me siento incapaz de satisfacer Tu amor, ya que eres tan grandioso. ¿Cómo puedo dedicar todo lo que tengo al Creador?” Esa fue la petición de Pedro, pero su estatura era demasiado inadecuada. En ese momento se sentía como si un cuchillo se le retorciera en el corazón y estuviera agonizando; no sabía qué hacer bajo tales condiciones. Sin embargo, siguió orando: “¡Oh Dios! El hombre es de una estatura infantil, su conciencia es débil, y lo único que logro es retribuirte por Tu amor. Hoy, no sé cómo satisfacer Tus deseos, ni hacer todo lo que pueda ni dar todo lo que tengo, ni cómo dedicarte todo lo que tengo. Independientemente de Tu juicio, independientemente de Tu castigo, independientemente de lo que me otorgues, independientemente de lo que me quites, libérame de la más leve queja contra Ti. Muchas veces, cuando me castigaste y me juzgaste, me quejé conmigo mismo y fui incapaz de alcanzar la pureza o de cumplir Tus deseos. Mi retribución por Tu amor nació de la obligación, y en este momento me odio aún más”. Pedro oró de esta manera porque buscó tener un amor más puro por Dios. Estaba buscando y rogando y, más aún, se estaba recriminando y le estaba confesando sus pecados a Dios. Se sentía en deuda con Dios, y sentía odio por él, aunque también estaba algo triste y pasivo. Siempre se sintió así, como si no fuera lo suficientemente bueno para los deseos de Dios, y como si fuera incapaz de hacer su mejor esfuerzo. Bajo tales condiciones, Pedro siguió buscando la fe de Job. Vio qué tan grande había sido la fe de Job, porque Job había visto que todo se lo había otorgado Dios, por lo que era natural que Dios le quitara todo, que Dios se lo diera a quien Él quisiera, así fue el justo carácter de Dios. Job no se quejó y todavía pudo alabar a Dios. Pedro también se conocía, y en su corazón oró, “Hoy no voy a estar contento con retribuirte por Tu amor usando mi conciencia, y con cuánto amor te retribuya, porque mis pensamientos son muy corruptos, y porque no puedo verte como el Creador. Porque todavía no soy lo suficiente para amarte, debo alcanzar la habilidad de dedicarte todo lo que tengo, y que lo haga de buena gana. Debo saber todo lo que has hecho; no tengo opción; y debo contemplar Tu amor y ser capaz de hablar Tus alabanzas y ensalzar Tu santo nombre, para que puedas obtener gran gloria a través de mí. Estoy dispuesto a mantenerme firme en este testimonio de Ti. ¡Oh Dios! Tu amor es tan precioso y hermoso, ¿cómo podría querer vivir en las manos del maligno? ¿No fui hecho por Ti? ¿Cómo podría vivir bajo el dominio de Satanás? Preferiría que todo mi ser viviera en medio de Tu castigo. No estoy dispuesto a vivir bajo el dominio del maligno. Si puedo ser hecho puro, si puedo dedicar mi todo a Ti, estoy dispuesto a ofrecer mi cuerpo y mi mente a Tu juicio y castigo, porque detesto a Satanás, y no estoy dispuesto a vivir bajo su dominio. A través de Tu juicio sobre mí, muestras Tu justo carácter; estoy feliz, no tengo la más mínima queja. Si puedo desempeñar el deber de una criatura, estoy dispuesto a que mi vida entera esté acompañada de Tu juicio, a través del cual llegaré a conocer Tu justo carácter y me desharé de la influencia del maligno”. Pedro siempre oró así, siempre buscó así, y alcanzó un reino más alto. No sólo pudo retribuir al amor Dios, sino que, lo más importante, también cumplió su deber como criatura. No sólo su conciencia no lo acusó, sino que también pudo trascender los estándares de la conciencia. Sus oraciones siguieron ascendiendo delante de Dios de tal manera que sus aspiraciones cada vez fueron más elevadas y su amor por Dios cada vez fue mayor. Aunque sufrió un dolor agonizante, con todo no se olvidó de amar a Dios, y además buscó adquirir la habilidad par" De "La Palabra manifestada en carne"

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso 

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