I
Dios tiene Su propio destino,
y el hombre tiene el
suyo propio.
Mientras reposa,
Dios guía al hombre,
que debe adorar al único
Dios real en el cielo.
Dios no vive entre
la humanidad;
el hombre no puede
vivir en el destino de Dios.
Dios y el hombre no pueden
vivir en el mismo reino,
con sus respectivas
maneras de vivir.
La humanidad es el fruto
de la gestión de Dios
y es a quien Dios guía.
Mientras que Dios es el
que la guía.
La esencia de Dios y la
del hombre son distintas.