Oración cristiana que concuerda con la voluntad de Dios será escuchada por Él. ¿Cómo orar? Aquí te trae la manera más efectiva de oración cristiana para que establezcas una relación normal con Dios.
Acerca de orar y adorar a Dios (2)
A veces, cuando estás disfrutando las palabras de Dios, tu espíritu es tocado y sientes que no puedes dejar de amar a Dios, que hay una gran fuerza dentro de ti y que no hay nada que no puedas desechar. Si te sientes así, entonces el Espíritu de Dios te ha tocado y tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y vas a orar a Dios y le vas a decir: “¡Oh Dios! Tú realmente nos has predestinado y escogido. Tu gloria me llena de orgullo y para mí es glorioso ser uno de Tu pueblo. Voy a erogar todo y dar todo para hacer Tu voluntad y te voy a dedicar todos mis años y toda una vida de esfuerzos”. Cuando oras de esta manera, en tu corazón habrá un amor que no tiene fin y una obediencia verdadera hacia Dios. ¿Alguna vez has tenido una experiencia como esta? Si el Espíritu de Dios toca a las personas con frecuencia, entonces están especialmente dispuestas a consagrarse a Dios en sus oraciones: “¡Oh Dios! Quiero contemplar Tu día de gloria y quiero vivir para Ti, nada es más valioso o importante que vivir para Ti y no tengo el más mínimo deseo de vivir para Satanás y la carne. Me levantaste cuando me capacitaste para vivir para Ti hoy”. Cuando hayas orado de esta manera, vas a sentir que no puedes dejar de darle tu corazón a Dios, que debes ganar a Dios y que odiarías morirte sin haber ganado a Dios mientras estás vivo. Después de haber orado tal oración, habrá dentro de ti una fuerza inagotable que no sabrás de dónde proviene; en tu corazón habrá un poder sin límite y tendrás el sentimiento de que Dios es tan maravilloso y que es digno de que lo ames. Así será cuando Dios te haya tocado. Todos los que han tenido esa experiencia es porque Dios los ha tocado. Para aquellos a quienes Dios toca con frecuencia, en sus vidas ocurren los cambios, pueden tomar su resolución, están dispuestos a ganar por completo a Dios, el amor por Dios en sus corazones es más fuerte, sus corazones se han vuelto por completo a Dios, no tienen en cuenta a la familia, el mundo, las complicaciones o su futuro y están dispuestos a dedicarle a Dios una vida de esfuerzos. A todos aquellos a quienes el Espíritu de Dios ha tocado son los que están en busca de la verdad y que tienen la esperanza de que Dios los perfeccione.
Extracto de ‘Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas’ en “La Palabra manifestada en carne”
Ahora deberías poder ver con claridad el camino preciso que Pedro tomó. Si pueden ver la senda de Pedro con claridad, entonces estarás seguro de la obra que se está haciendo actualmente, de modo que no te quejarás o serás pasivo ni anhelarás algo. Debes experimentar el ánimo de Pedro en ese momento: la tristeza lo golpeó; ya no pedía por un futuro ni ninguna bendición. No buscaba el lucro, la felicidad, la fama o la fortuna del mundo, solo buscaba vivir una vida con un mayor significado, el cual era para retribuir el amor de Dios y dedicar lo más absolutamente precioso que tenía a Dios. Entonces estaría satisfecho en su corazón. Muchas veces oró a Jesús con las palabras: “Señor Jesucristo, una vez te amé, pero no te amé sinceramente nunca. Aunque dije que tenía fe en Ti, nunca te amé con un corazón sincero. Solo alzaba la vista a Ti, te adoraba y te extrañaba, pero nunca te amé o tuve verdadera fe en Ti”. Él oró constantemente para tomar su decisión firme, las palabras de Jesús siempre lo alentaban y sacaba motivación de ellas. Más tarde, después de un periodo de experiencia, Jesús lo probó, provocándolo a que lo anhelara más. Él dijo: “¡Señor Jesucristo! Cuánto te extraño, y cuánto anhelo verte. Tengo muchas carencias y no puedo compensar Tu amor. Te suplico que me lleves pronto. ¿Cuándo me necesitarás? ¿Cuándo me llevarás? ¿Cuándo veré otra vez Tu rostro? Ya no deseo vivir más en este cuerpo, seguir volviéndome perverso, y tampoco quiero rebelarme más. Estoy listo para dedicarte todo lo que tengo tan pronto como pueda y ya no te quiero entristecer más”. Así es cómo él oraba, pero en ese momento no sabía lo que Jesús perfeccionaría en él. Durante la agonía de su prueba, Jesús se le apareció otra vez y le dijo: “Pedro, deseo hacerte perfecto, de tal manera que te conviertas en una pieza del fruto, uno que es la cristalización de Mi perfección en ti y de la cual gozaré. ¿Puedes realmente dar testimonio por Mí? ¿Has hecho lo que te pedí que hicieras? ¿Has vivido las palabras que he hablado? Una vez me amaste, pero aunque me amaste, ¿me has vivido? ¿Qué has hecho por Mí? Reconoces que no eres digno de Mi amor pero, ¿qué has hecho por Mí?”. Pedro vio que no había hecho nada por Jesús y recordó su promesa anterior de dar su vida por Dios. Y de esta manera, ya no se quejó y sus oraciones prosperaron mucho mejor a partir de entonces. Oró diciendo: “¡Señor Jesucristo! Una vez te dejé y Tú también una vez me dejaste. Hemos pasado tiempo separados y tiempo juntos en compañía. Sin embargo, me amas más que a todo lo demás. En repetidas ocasiones me he rebelado en contra tuya y en repetidas ocasiones te he afligido. ¿Cómo puedo olvidar tales cosas? Siempre tengo en mente y nunca olvido la obra que has hecho en mí y lo que me has confiado. He hecho todo lo posible por la obra que has hecho en mí. Sabes lo que puedo hacer y también sabes qué papel puedo desempeñar. Deseo someterme a tus orquestaciones, y voy a dedicarte todo lo que tengo. Sólo Tú sabes lo que puedo hacer por Ti. Aunque Satanás me engañó tanto y me rebelé contra Ti, creo que Tú no te acuerdas de mí por esas transgresiones y que Tú no me tratas basándote en ellas. Deseo dedicarte toda mi vida. No pido nada y tampoco tengo otras esperanzas o planes; sólo deseo actuar de acuerdo a Tu designio y hacer Tu voluntad. Beberé de Tu amarga copa y estoy a Tus órdenes”.
Extracto de ‘Cómo Pedro llegó a conocer a Jesús’ en “La Palabra manifestada en carne”
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