Canción cristiana | Todas las cosas son la manifestación de la autoridad del Creador

 



Canción cristiana | Todas las cosas son la manifestación de la autoridad del Creador

I En este mundo nuevo donde el hombre aún debía aparecer, el Creador había preparado noche y día, el firmamento, la tierra y el mar, varios tipos de árboles, el pasto, la hierba y las luces, estaciones, días y años para la nueva vida que Él crearía, que Él pronto crearía. La autoridad y el poder del Creador se expresaron en cada cosa nueva que Él creó y Sus palabras y logros ocurrieron a la vez, sin la más mínima discrepancia, y sin la más mínima pausa. La aparición y el nacimiento de todo lo nuevo fue prueba de la autoridad y el poder del Creador.
II Él es de palabra, y Su palabra se cumplirá, y lo que se cumple es eterno. Este hecho nunca ha cambiado: así fue en el pasado, así es hoy, y así será por la eternidad. Su autoridad hace milagros que atraen la atención del hombre; el hombre mira embelesado. Su poder da alegría; el hombre está contento y asombrado. Lleno de admiración, él aclama deslumbrado. El hombre se conmueve vivamente; él venera y teme. Empieza a respetar y está conectado a Dios. Los actos del Creador impactan el corazón del hombre, limpian y sacian el espíritu del hombre. Cada una de Sus declaraciones, cada pensamiento que Él tiene, cada revelación de Su autoridad, una obra maestra entre todas las cosas, una obra maestra, digna de que la humanidad la entienda, una obra maestra, digna de que la humanidad la conozca, una obra maestra, esta es una gran tarea. Esta es una gran tarea, esta es una gran tarea, esta es una gran tarea, esta es una gran tarea.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

Tras escuchar música cristiana, quiero compartir las palabras de Dios con usted:


Independientemente de que estuvieran en el agua o en los cielos, por el mandato del Creador, esta plétora de cosas vivientes existía en las diferentes configuraciones de la vida, y por el mandato del Creador, se reunían según su respectiva especie y ninguna criatura podía alterar esta ley, esta norma. Nunca se atrevían a ir más allá de los límites establecidos para ellas por el Creador, ni eran capaces de hacerlo. Tal como Él lo ordenó, vivían, se multiplicaban y se ceñían estrictamente al curso vital y a las leyes que Él estableció para ellas; vivían conscientemente por Sus mandatos no orales y los edictos y preceptos celestiales que Él les dio, desde entonces hasta hoy. Conversaban con el Creador en su propia forma especial, y llegaron a apreciar Su sentido y a obedecer Sus mandatos. Ninguna de ellas transgredió jamás la autoridad del Creador, y Su soberanía y dominio sobre ellas se ejercía dentro de Sus pensamientos; no se emitieron palabras, sino que la autoridad que era exclusiva del Creador controlaba en silencio todas las cosas que no poseían la función del lenguaje, y que diferían de la humanidad. El ejercicio de Su autoridad de este modo especial obligaba al hombre a obtener un nuevo conocimiento, y a hacer una nueva interpretación de Su autoridad única. Aquí debo deciros que, en este nuevo día, el ejercicio de la autoridad del Creador demostraba una vez más Su singularidad.

De ‘Dios mismo, el único I’ en "La Palabra manifestada en carne"

Recomendación: Adoraciones cristianas

No hay comentarios:

Publicar un comentario