musica cristiana de adoracion y alabanza | La palabra de Dios es autoridad y juicio
I
La mayoría de las personas piensan que
las palabras de Dios son sólo palabras y no hechos.
¡Están ciegas!
¿Acaso no saben que Dios es el mismo Dios fiel?
Sus palabras y hechos son simultáneos.
Esta es la verdad del mismo Dios fiel.
Cuando Dios creó todas las cosas,
cuando destruye el mundo,
cuando elige completar a los hijos primogénitos,
todo se realiza con una palabra de Su boca,
porque Su palabra es juicio y autoridad,
porque Su palabra es juicio y autoridad.
II
Dios mismo es juicio y majestad, y esto nadie puede cambiar.
Es un lado de Sus decretos administrativos,
una forma de juzgar a las personas.
Sí, una forma que Él tiene de juzgar a todas las cosas.
Cuando Dios creó todas las cosas,
cuando destruye el mundo,
cuando elige completar a los hijos primogénitos,
todo se realiza con una palabra de Su boca.
Porque Su palabra es juicio y autoridad,
porque Su palabra es juicio y autoridad.
III
A Sus ojos, todas las personas,
todos los asuntos y todas las cosas
están bajo Su juicio y en Sus manos.
Nada ni nadie se atreve a ser salvaje y obstinado.
Todo se cumple de acuerdo a las palabras de Dios.
Cuando Dios creó todas las cosas,
cuando destruye el mundo,
cuando elige completar a los hijos primogénitos,
todo se realiza con una palabra de Su boca,
porque Su palabra es juicio y autoridad,
porque Su palabra es juicio y autoridad.
IV
Él usa palabras para todo, no mueve ni un dedo.
Así Su omnipotencia es evidente.
Cuando Dios creó todas las cosas,
cuando destruye el mundo,
cuando elige completar a los hijos primogénitos,
todo se realiza con una palabra de Su boca,
porque Su palabra es juicio y autoridad,
porque Su palabra es juicio y autoridad.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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La autoridad de la soberanía de Dios sobre todas las cosas le permite al hombre ver una realidad: la autoridad de Dios no sólo se expresa en las palabras “Y Dios dijo: Que haya luz, y hubo luz; y que haya firmamento, y hubo firmamento; y que haya tierra, y hubo tierra”, sino, además, en cómo Él hizo que la luz continuase, cómo evitó que el firmamento desapareciese, y cómo mantuvo siempre la tierra separada del agua, así como en los detalles de cómo gobernó y gestionó a las criaturas: luz, firmamento y tierra. ¿Qué otras cosas veis en la bendición de Dios a la humanidad? Sin duda, después de que bendijera a Abraham y a Job, los pasos de Dios no cesaron, porque Él sólo había comenzado a ejercer Su autoridad, e intentaba hacer una realidad de cada una de Sus palabras, hacer ciertos cada uno de los detalles de los que habló, y así, en los años venideros, siguió haciendo todo lo que pretendía. Debido a que Dios tiene autoridad, quizás le parezca al hombre que Dios sólo habla y que no necesita levantar un dedo para que todos los asuntos y cosas se cumplan. ¡Imaginar algo así es un tanto ridículo! Si sólo tomas la visión parcial del establecimiento del pacto con el hombre y del cumplimiento de Dios de todas las cosas, sólo mediante palabras, y eres incapaz de ver las diversas señales y realidades de que la autoridad de Dios tiene dominio sobre la existencia de todas las cosas, ¡tienes un entendimiento demasiado vacío y ridículo de la autoridad de Dios! Si el hombre imagina que Dios es así, hay que decir que su conocimiento de Dios ha sido empujado a la última fosa, y ha llegado a un callejón sin salida, porque el Dios que el hombre imagina no es sino una máquina que emite órdenes, y no el Dios que posee autoridad. ¿Qué has visto a través de los ejemplos de Abraham y Job? ¿Has contemplado el lado práctico de la autoridad y del poder de Dios? Después de que Dios bendijese a Abraham y Job, no se quedó donde estaba ni puso a Sus mensajeros a trabajar mientras esperaba ver cuál sería el resultado. Por el contrario, tan pronto como Dios pronunció Sus palabras, bajo la dirección de Su autoridad, todas las cosas comenzaron a cumplir la obra que Dios pretendía hacer, y se prepararon las personas, las cosas, y los objetos que Dios requirió. Es decir, en cuanto las palabras salieron de la boca de Dios, Su autoridad comenzó a ejercerse por toda la tierra, y Él fijó un curso para realizar y cumplir las promesas hechas a Abraham y a Job, a la vez que hacía los planes y los preparativos apropiados para todo lo exigido en cada paso y cada etapa clave que Él planeó llevar a cabo. Durante ese tiempo, Dios no sólo manejó a sus mensajeros, sino también todas las cosas que Él había creado. Es decir que el ámbito dentro del cual se ejerció la autoridad de Dios no sólo incluía a los mensajeros, sino, además, todas las cosas manejadas con el fin de cumplir la obra que pretendía realizar; estas fueron las formas específicas en las que Dios ejerció Su autoridad. En vuestras imaginaciones, algunos pueden tener el siguiente entendimiento de la autoridad de Dios: Dios tiene autoridad y poder, y por tanto sólo necesita permanecer en el tercer cielo, o en un lugar fijo, sin tener que hacer ningún trabajo particular, y la totalidad de Su obra se completa dentro de Sus pensamientos. Algunos también pueden creer que, aunque Dios bendijo a Abraham, no tuvo que hacer nada, y que bastó con que pronunciara Sus palabras. ¿Es esto lo que realmente ocurrió? ¡Claro que no! Aunque Dios posee autoridad y poder, Su autoridad es verdadera y práctica, no está vacía. La autenticidad y la realidad de Su autoridad y Su poder se revelan y se plasman gradualmente en Su creación y Su control de todas las cosas, y en el proceso por el cual dirige y gestiona a la humanidad. Todo método, toda perspectiva y todo detalle de la soberanía de Dios sobre la humanidad, sobre todas las cosas y sobre toda la obra que Él ha cumplido, así como Su entendimiento de todas las cosas demuestran literalmente que Su autoridad y Su poder no son palabras vacías. Estos se demuestran y se revelan constantemente, y en todas las cosas. Estas manifestaciones y revelaciones hablan de la existencia real de la autoridad de Dios, porque Él la está usando junto con Su poder para continuar Su obra, para ordenar y gobernar todas las cosas en cada momento; los ángeles o los mensajeros de Dios no pueden sustituir Su poder y Su autoridad. Dios decidió qué bendiciones concedería a Abraham y a Job; era algo que le correspondía a Él. Aunque los mensajeros de Dios visitaron personalmente a Abraham y a Job, sus acciones fueron acordes a Sus mandamientos, bajo Su autoridad y también bajo Su soberanía. Aunque el hombre vea a los mensajeros de Dios visitar a Abraham, y no sea testigo de que Jehová Dios haga personalmente nada en los relatos de la Biblia, en realidad, el único que ejerce verdaderamente el poder y la autoridad es Dios mismo, ¡y esto no admite la duda de ningún hombre! Aunque tú hayas visto que los ángeles y los mensajeros poseen un gran poder, y han llevado a cabo milagros o han realizado algunas cosas comisionados por Dios, sus acciones son simplemente por el bien de la compleción de Su comisión, y no son en absoluto una manifestación de Su autoridad, porque ningún hombre u objeto tiene ni posee la autoridad del Creador para crear y gobernar todas las cosas. De este modo, ningún hombre u objeto puede ejercer ni mostrar la autoridad del Creador.
De ‘Dios mismo, el único I’ en "La Palabra manifestada en carne"
Fuente: Relámpago Oriental
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