El Señor Jesús dijo: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen" (Juan 10:27 ). También se profetiza muchas veces en el Libro del Apocalipsis: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias". La voz y las palabras del Espíritu son la voz del Señor; y son las ovejas de Dios las que reconocerán la voz de Dios. Entonces, ¿qué práctica es más importante para los cristianos cuando reciben la venida del Señor?
"Vuestra lealtad es sólo de palabra, vuestro conocimiento es simplemente intelectual y conceptual, vuestras labores son para obtener las bendiciones del cielo y, por tanto, ¿cómo debe ser vuestra fe? Incluso hoy, seguís haciendo oídos sordos a todas y cada una de las palabras de la verdad. No sabéis qué es Dios, qué es Cristo, cómo venerar a Jehová, cómo entrar en la obra del Espíritu Santo ni cómo distinguir entre la obra de Dios mismo y los engaños del hombre. Sólo sabes condenar cualquier palabra de la verdad expresada por Dios que no se conforma a tu pensamiento. ¿Dónde está tu humildad? ¿Y tu obediencia? ¿Y tu lealtad? ¿Y tu actitud de buscar la verdad? ¿Y tu reverencia a Dios? Os digo, aquellos que creen en Dios por las señales son sin duda la categoría que sufrirá la destrucción. Los que son incapaces de aceptar las palabras de Jesús, que ha vuelto a la carne, son sin duda la progenie del infierno, los descendientes del arcángel, la categoría que será sometida a la destrucción eterna. Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese momento anunciará el final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la creencia de que “El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo” se verán sometidos al castigo eterno, porque sólo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero de la vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca. Son demasiado tozudos, confían demasiado en sí mismos, son demasiado arrogantes. ¿Cómo puede recompensar Jesús a semejantes degenerados? El regreso de Jesús es una gran salvación para aquellos que son capaces de aceptar la verdad, pero para los que son incapaces de hacerlo es una señal de condenación. Debéis elegir vuestro propio camino y no blasfemar contra el Espíritu Santo ni rechazar la verdad. No debéis ser personas ignorantes y arrogantes, sino alguien que obedece la dirección del Espíritu Santo, que anhela y busca la verdad; sólo así os beneficiaréis. Os aconsejo que andéis con cuidado por el camino de la creencia en Dios. No saquéis conclusiones apresuradas; más aún, no seáis despreocupados y descuidados en vuestra creencia en Dios. Deberíais saber que, como mínimo, los que creen en Dios deben ser humildes y reverenciales. Los que han oído la verdad pero la miran con desdén son insensatos e ignorantes. Los que han oído la verdad, pero sacan conclusiones precipitadas o la condenan a la ligera, están asediados por la arrogancia. Nadie que crea en Jesús es apto para maldecir o condenar a otros. Deberíais ser todos racionales y aceptar la verdad. Quizás, habiendo oído el camino de la verdad y leído la palabra de vida, creas que sólo una de cada 10.000 de estas palabras está en sintonía con tus convicciones y con la Biblia, y entonces deberías seguir buscando en esa diezmilésima parte de esas palabras. Sigo aconsejándote que seas humilde, no te confíes demasiado y no te exaltes mucho. Con esta exigua reverencia por Dios en tu corazón, obtendrás mayor luz. Si examinas detenidamente y contemplas repetidamente estas palabras, entenderás si son o no la verdad, y si son o no la vida. Quizás, habiendo leído sólo unas pocas frases, algunas personas condenarán ciegamente estas palabras, diciendo: “Esto no es nada más que algún esclarecimiento del Espíritu Santo”, o “Este es un falso Cristo que ha venido a engañar a la gente”. ¡Los que dicen tales cosas están cegados por la ignorancia! ¡Entiendes demasiado poco de la obra y de la sabiduría de Dios, y te aconsejo que empieces de nuevo desde cero! No debéis condenar ciegamente las palabras expresadas por Dios debido a la aparición de falsos Cristos durante los últimos días ni ser personas que blasfeman contra el Espíritu Santo, porque teméis al engaño. ¿No sería esto una gran lástima? Si, después de mucho examen, sigues creyendo que estas palabras no son la verdad, no son el camino ni la expresión de Dios, entonces serás castigado en última instancia y te quedarás sin bendiciones. Si no puedes aceptar esa verdad hablada de forma tan llana y clara, ¿no eres indigno entonces de la salvación de Dios? ¿No eres alguien sin la fortuna suficiente como para regresar ante el trono de Dios? ¡Piensa en ello! No seas imprudente e impetuoso, y no trates la creencia en Dios como un juego. Piensa en el bien de tu destino, en el bien de tus perspectivas, en el bien de tu vida, y no juegues contigo mismo. ¿Puedes aceptar estas palabras?" ("La Palabra manifestada en carne")
"Al mismo tiempo que comprendéis la aparición de Dios, ¿cómo debéis buscar las huellas de Dios? Esta pregunta no es difícil de explicar: en donde se halle la aparición de Dios, se van a encontrar las huellas de Dios. Tal explicación suena muy sencilla, pero no es tan fácil de hacer porque muchas personas no saben en dónde se revela Dios, mucho menos en dónde está dispuesto a revelarse o en dónde debería revelarse. Algunos irreflexivamente creen que donde está la obra del Espíritu Santo, ahí está la aparición de Dios. O también creen que donde hay figuras espirituales, ahí está la aparición de Dios. O si no, creen que en donde las personas son bien conocidas, ahí está la aparición de Dios. Por el momento, no deliberemos sobre si tales creencias son correctas o están equivocadas. Para explicar tal cuestión debemos primero ser claros acerca de un objetivo: estamos buscando las huellas de Dios. No estamos buscando figuras espirituales, ni mucho menos estamos siguiendo figuras famosas; estamos siguiendo las huellas de Dios. Así, ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Mientras buscabais las huellas de Dios, ignorasteis las palabras que dicen que “Dios es la verdad, el camino y la vida”. Y es que, cuando muchas personas reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave es ese! La aparición de Dios no se puede reconciliar con las nociones del hombre; mucho menos puede Dios aparecer por órdenes del hombre. Dios hace Sus propias elecciones y tiene Sus propios planes cuando hace Su obra; más aún, Él tiene Sus propios objetivos y Sus propios métodos. No es necesario que Él discuta con el hombre la obra que Él hace, ni que busque el consejo del hombre, ni mucho menos que les notifique de Su obra a cada una de las personas. Este es el carácter de Dios y, además, todos lo deben reconocer. Si queréis presenciar la aparición de Dios, si queréis seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero trascender vuestras propias nociones. No debes demandar que Dios haga esto o aquello; mucho menos debes colocarlo dentro de tus propios confines y limitarlo a tus propias nociones. En cambio, debéis preguntar cómo debéis buscar las huellas de Dios, cómo debéis aceptar la aparición de Dios, y cómo os debéis someter a la nueva obra de Dios; eso es lo que el hombre debe hacer. Siendo que el hombre no es la verdad, y que no posee la verdad, el hombre debe buscar, aceptar y obedecer." ("La Palabra manifestada en carne")
Scripture quotations taken from LBLA.
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