Películas cristianas en español | ¿Quién está crucificando a Dios otra vez?
Gu Shoucheng es pastor de una iglesia clandestina en China. Lleva muchos años creyendo en el Señor, trabajando constantemente en sus sermones y predicando el evangelio por todas partes. Fue detenido y encarcelado por predicar el evangelio y cumplió una condena de doce años. Tras salir de la cárcel, Gu Shoucheng sigue trabajando en la iglesia. Sin embargo, cuando el evangelio del reino de Dios Todopoderoso llega a la iglesia de Gu Shoucheng, él no lo busca ni investiga en modo alguno, sino que mantiene obstinadamente sus propias nociones y imaginaciones para condenar la obra de Dios en los últimos días y hace todo lo posible por difundir nociones y falacias que desestabilizan a los creyentes y les impiden aceptar el camino verdadero. Especialmente después de leer las palabras de Dios Todopoderoso, Gu Shoucheng descubre que en verdad poseen autoridad y poder y que quien las oiga se convencerá; le aterra que algún miembro de la iglesia lea las palabras de Dios Todopoderoso y termine creyendo en Él. Teme que esto le impida mantener su estatus y su medio de vida, por lo que habla de esto con el anciano Wang Sen y otros de la iglesia y deciden engañar a la gente con los rumores que emplea el Gobierno comunista chino para atacar y condenar a Dios Todopoderoso. Gu Shoucheng y Wang Sen hacen todo lo posible por cerrar la iglesia e impedir que la gente acepte el camino verdadero, e incluso cooperan con el régimen satánico del Partido Comunista de China para detener y perseguir a quienes dan testimonio de Dios Todopoderoso. Sus actos ofenden gravemente el carácter de Dios y son objeto de Su maldición. Cuando Wang Sen se dirige a detener a unas personas que están difundiendo el evangelio del reino, sufre un accidente de coche y muere en el acto. Gu Shoucheng vive con temor y desesperación y el pánico se apodera de él. Con frecuencia se pregunta: "¿Mi condena a Dios Todopoderoso está crucificando a Dios otra vez?".
Leer más La palabra de Dios Todopoderoso: "Cualquiera que no entienda el propósito de la obra de Dios está contra Él, y aún más aquellos que conocen dicho propósito pero no buscan satisfacer a Dios. Los que leen la Biblia en grandes iglesias la recitan cada día, pero ninguno entiende el propósito de la obra de Dios. Ninguno es capaz de conocerlo; además, ninguno es conforme al corazón de Dios. Son todos hombres inútiles, viles, que se ponen en alto para enseñar a Dios. Aunque alardean del nombre de Dios, se oponen voluntariamente a Él. Aunque se etiquetan como creyentes en Dios, son los que comen la carne y beben la sangre del hombre. Todos esos hombres son diablos que devoran el alma del hombre, demonios que molestan deliberadamente a aquellos que tratan de entrar en el camino correcto, y piedras de tropiezo que obstaculizan la senda de los que buscan a Dios. Aunque son de “cuerpos robustos”, ¿cómo van a saber sus seguidores que son anticristos que llevan al hombre a oponerse a Dios? ¿Cómo van a saber que son diablos vivientes que buscan especialmente almas que devorar? Los que se honran a sí mismos delante de Dios son los más bajos entre los hombres, mientras que los que se humillan son los más honorables. Y aquellos que piensan de sí mismos que conocen la obra de Dios y la proclaman a otros a bombo y platillo mientras sus ojos están sobre Él, son los hombres más ignorantes. Tales hombres no tienen el testimonio de Dios, y son arrogantes y engreídos. Los que creen que tienen un conocimiento muy pequeño de Dios a pesar de su experiencia real y conocimiento práctico de Él, son los más amados por Él. Hombres como estos son los que tienen un testimonio verdadero y pueden realmente ser perfeccionados por Dios. Los que no entienden la voluntad de Dios son Sus oponentes; los que la entienden pero no practican la verdad son Sus oponentes; los que comen y beben las palabras de Dios, pero aun así van contra su esencia, son oponentes de Dios; los que tienen conceptos del Dios encarnado y se rebelan voluntariamente son oponentes de Dios; los que juzgan a Dios son Sus oponentes; y cualquiera que sea incapaz de conocer a Dios y dar testimonio de Él es Su oponente. Así pues, oíd Mi exhortación: si tenéis verdaderamente la fe para andar por esta senda, entonces continuad siguiéndola. Si sois incapaces de absteneros de oponeros a Dios, más vale que os alejéis de ese camino antes de que sea demasiado tarde. De lo contrario, los augurios son malos en lugar de buenos, porque vuestra naturaleza es demasiado corrupta. No tenéis la más mínima lealtad u obediencia ni un corazón sediento de justicia y verdad. Y tampoco tenéis la más mínima pizca de amor por Dios. Podría decirse que vuestra condición delante de Él es un desastre absoluto. No sois capaces de guardar o de hablar lo que deberíais. Sois incapaces de poner en práctica lo que deberíais, y de cumplir la función que deberíais. No tenéis la lealtad, la conciencia, la obediencia o la determinación que deberíais. No habéis soportado el sufrimiento que deberíais, y no tenéis la fe que deberíais. Estáis completamente desprovistos de cualquier mérito; ¿tenéis respeto por vosotros mismos para seguir viviendo? Os insto a que mejor cerréis vuestros ojos para el reposo eterno, liberando de esta forma a Dios de la preocupación por vosotros y de soportar el sufrimiento por vuestra causa. Creéis en Dios pero aún no conocéis Su voluntad; coméis y bebéis las palabras de Dios, pero sois incapaces de cumplir Sus exigencias. Creéis en Dios pero aún no lo conocéis, y vivís aunque no tenéis objetivo por el que luchar. No tenéis valores ni significado. Vivís como un hombre, pero no tenéis conciencia, integridad, o la más mínima credibilidad. ¿Cómo se os puede considerar un hombre? Creéis en Dios pero le engañáis. Además, tomáis Su dinero y coméis de Sus ofrendas, pero, al final, no mostráis consideración por Sus sentimientos o conciencia hacia Él. Ni siquiera podéis cumplir la más trivial de Sus exigencias. ¿Cómo se os puede considerar un hombre? Los alimentos que coméis y el aire que respiráis vienen de Dios, disfrutáis de Su gracia, pero al final, no tenéis el más mínimo conocimiento de Él. Todo lo contrario, os habéis convertido en unos inútiles que se oponen a Dios. ¿No sois entonces bestias peores que un perro? ¿Hay algún animal más malicioso que vosotros?" ("La Palabra manifestada en carne")
Imagen de la Iglesia de Dios Todopoderoso |
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