La palabra de Dios Todopoderoso | Las declaraciones de Dios al universo entero (La decimoséptima declaración)



La palabra de Dios Todopoderoso | Las declaraciones de Dios al universo entero (La decimoséptima declaración)



Dios Todopoderoso dice:

Toda la humanidad anhela ver Mi rostro, pero en cuanto a Mi descenso en persona sobre la tierra, todos son detestados a Mi venida, todos ahuyentan la luz para que no llegue, como si Yo fuera el enemigo del hombre en el cielo. El hombre me saluda con mirada defensiva y permanece constantemente alerta, profundamente asustado de que Yo pueda tener otros planes para él. Debido a que los seres humanos me consideran un amigo desconocido, se sienten como si Yo tuviese la intención de matarlos indiscriminadamente. Ante los ojos del hombre, Yo soy un antagonista mortal. Habiendo probado Mi calor en medio de la calamidad, el hombre, sin embargo, continúa sin darse cuenta de Mi amor, y se sigue empeñado en eludirme y desafiarme. Lejos de tomar ventaja al estar en tales condiciones, y tomar acciones en su contra, envuelvo al hombre en el calor de un abrazo, llenando su boca con dulzura y poniendo el alimento necesario en su estómago. Pero, cuando Mi airada cólera sacuda las montañas y los ríos, ya no voy, a causa de la cobardía del hombre, a concederle estas diferentes formas de socorro. En este instante, me llenaré de ira, negando a todos los seres vivos la oportunidad de arrepentirse y, abandonando toda esperanza del hombre, infligiré el castigo que tanto se merece. En ese momento, truenos y relámpagos destellarán y rugirán, como las olas del mar embravecido de ira, como diez mil montañas colapsando sobre la tierra. Por su rebeldía, la humanidad es derribada por los truenos y relámpagos, otras criaturas son eliminadas a causa de las explosiones de rayos y truenos, todo el universo desciende abruptamente en caos, y la creación es incapaz de recuperar el aliento primario de la vida. La infinidad de multitudes de la humanidad no pueden escapar del rugido del trueno; en medio de las luces de los relámpagos, los seres humanos, horda tras horda, se vuelcan sobre la corriente que fluye rápidamente, para ser arrastrados por los torrentes que caen en cascadas desde las montañas. De repente, en el lugar de refugio de la humanidad, converge un mundo de hombres. Los cadáveres pasan flotando sobre la superficie del océano. Toda la humanidad se aleja más de Mí a causa de Mi ira, porque el hombre ha ofendido la esencia de Mi Espíritu, y su rebelión me ha disgustado. Pero, en los lugares sin agua, otros hombres siguen disfrutando, entre risas y cantos, las promesas que Yo les he concedido.

Fuente del artículo: Iglesia de Dios Todopoderoso

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