La palabra de Dios Todopoderoso | La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo (III) Parte 5




Cuando el Señor Jesús trajo a Lázaro de los muertos, Su objetivo era brindar una prueba para que los humanos y Satanás vieran, para que supieran que el todo de la humanidad, su vida y su muerte vienen determinados por Dios, y que, aunque se había hecho carne, como siempre, seguía dominando el mundo físico visible así como el espiritual invisible. Hizo esto para demostrarles a los hombres y a Satanás que el todo de la humanidad no se encuentra bajo el mando de este. Fue una revelación y una demostración de la autoridad de Dios, y también una forma de enviar un mensaje a todas las cosas de que la vida y la muerte de la humanidad están en Sus manos. El Señor Jesús resucitó a Lázaro; este tipo de enfoque fue una de las maneras en las que el Creador enseñaba e instruía al hombre. Fue una acción concreta en la que usó Su capacidad y autoridad para instruir a la humanidad, y proveer para los humanos. Fue una forma sin palabras de permitir que los hombres viesen la verdad del Creador comandando todas las cosas. Fue una forma de decir a la humanidad por medio de acciones prácticas que no hay salvación si no es por medio de Él. Este tipo de medios silenciosos para dar instrucciones a la humanidad dura para siempre, es indeleble y produjo en los corazones humanos un impacto y un esclarecimiento que nunca pueden desvanecerse. La resurrección de Lázaro glorificó a Dios: esto tiene un profundo impacto en cada uno de los seguidores de Dios. Fija firmemente en cada persona, que entiende profundamente este acontecimiento, el entendimiento, la visión de que sólo Dios puede dominar la vida y la muerte de la humanidad. Aunque Él tenga este tipo de autoridad, y aunque enviara un mensaje acerca de Su soberanía sobre la vida y la muerte del hombre por medio de la resurrección de Lázaro, no fue Su obra principal. Dios nunca hace nada sin sentido. Cada cosa tiene un gran valor; todo es un tesoro clásico. Bajo ningún concepto convertiría el regreso de una persona de su tumba en el objetivo o el elemento principal o único de Su obra. Dios no hace nada que no tenga relevancia. La resurrección de Lázaro es suficiente para demostrar Su autoridad, para probar la identidad del Señor Jesús. Esta es la razón por la que no repitió este tipo de milagro. Dios hace las cosas de acuerdo a Sus propios principios. En el lenguaje humano sería que Dios es consciente del trabajo serio. Esto es, cuando Él hace algo, no se desvía del propósito de Su obra. Sabe qué quiere llevar a cabo en esta etapa, qué quiere conseguir, y obrará de forma estricta según Su plan. Si una persona corrupta tuviera ese tipo de capacidad, estaría simplemente pensando en formas de revelarla con el fin de que los demás sepan lo formidable que es, se inclinen ante él, para poder controlarlos y devorarlos. Esta es la maldad que viene de Satanás y se llama corrupción. Dios no tiene ese carácter ni esa esencia. Su propósito al hacer las cosas no es exhibirse, sino proveer a la humanidad más revelación y dirección, por lo que las personas ven muy pocos ejemplos de este tipo de cosa en la Biblia. Esto no significa que las capacidades del Señor Jesús estuvieran limitadas, o que no pudiera hacer ese tipo de cosa. Simplemente, Dios no quería hacerlo; que el Señor Jesús resucitara a Lázaro tenía un sentido muy práctico; asimismo, la obra principal de Dios al encarnarse no consistía en realizar milagros ni en traer a los muertos de regreso a la vida, sino la obra de redención para la humanidad. Así, gran parte de la obra completada por el Señor Jesús fue enseñar a las personas, proveer para ellas, y ayudarlas; cosas como resucitar a Lázaro fueron simplemente pequeñas porciones del ministerio que Él llevó a cabo. Aún más, se puede decir que “exhibirse” no es parte de la esencia de Dios, por lo que no mostrar más milagros no era contenerse intencionalmente ni tampoco obedecía a limitaciones del entorno, y con toda certeza no era falta de habilidad.
Cuando el Señor Jesús resucitó a Lázaro, usó una frase: “Lázaro, sal”. No dijo nada más. ¿Qué representan estas palabras? Quieren decir que Dios puede conseguir cualquier cosa por medio de Sus palabras, incluida la resurrección de un hombre muerto. Cuando Él creó todas las cosas, cuando creó el mundo, lo hizo con palabras. Utilizó mandatos hablados, palabras de autoridad, y así se crearon todas las cosas. Así se realizó. Esta única frase pronunciada por el Señor Jesús fue como las palabras habladas por Dios cuando creó los cielos y la tierra, y todas las cosas; tenía igualmente la autoridad de Dios, la capacidad del Creador. Todas las cosas se formaron y permanecieron por las palabras de la boca de Dios; de la misma forma, Lázaro salió de su tumba por las palabras de la boca del Señor Jesús. Esto fue la autoridad de Dios, demostrada y materializada en Su forma encarnada. Este tipo de autoridad y capacidad pertenecían al Creador y al Hijo del Hombre, en quien el Creador se materializó. Este es el entendimiento que Dios le enseñó a la humanidad cuando hizo regresar a Lázaro de entre los muertos. Eso es todo en cuanto a este tema. Seguidamente, leamos las escrituras.
De "La Palabra manifestada en carne (Continuación)"
Los recitados de La Iglesia de Dios Todopoderoso | La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo (III) Parte 5
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