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La palabra de Dios | La trigésima cuarta declaración
Dios Todopoderoso dice :
Yo invité una vez al hombre a Mi casa como huésped, pero él corrió de un lado al otro a causa de Mis llamadas, como si, en lugar de invitarlo como huésped, Yo lo hubiera traído al lugar de la ejecución. Así pues, Mi casa se queda vacía, porque el hombre siempre me ha evitado y siempre ha estado en guardia contra Mí. Esto me ha dejado sin medios para llevar a cabo parte de Mi obra, es decir, la situación es tal que he retirado el banquete que había preparado para él, porque el hombre no está dispuesto a disfrutarlo y, por tanto, no lo obligaré a hacerlo. Sin embargo, el hombre se ve asediado de repente por el hambre, así que viene a llamar a Mi puerta y me pide ayuda; al verlo en una situación tan difícil, ¿cómo no iba Yo a salvarlo? Por tanto, preparo una vez más el banquete para el hombre para que pueda disfrutarlo; sólo entonces él siente lo admirable que soy y, por consiguiente, llega a depender de Mí. Y a causa de Mi actitud hacia él, llega a amarme poco a poco “sin reservas” y deja de sospechar que Yo lo enviaré a la “tierra de la cremación”, porque esta no es Mi voluntad. Y así, el hombre sólo depende verdaderamente de Mí después de ver Mi corazón; esto demuestra simplemente lo “cauto” que es. Pero Yo no soy precavido con él por culpa de su engaño, sino que conmuevo el corazón de las personas con Mi cálido abrazo. ¿No es esto lo que estoy haciendo en el presente? ¿No es esto lo que se manifiesta en las personas en la presente etapa? ¿Por qué son ellas capaces de hacer tales cosas? ¿Por qué están poseídas por semejante sentimiento? ¿Se debe a que me conocen verdaderamente? ¿Es porque su amor por Mí es realmente ilimitado? Yo no obligo a nadie a amarme, sino que me limito a darles libre albedrío para que hagan su propia elección; en esto, Yo no interfiero ni les ayudo a tomar decisiones sobre su destino. Las personas pusieron su determinación ante Mí, la trajeron para que Yo la inspeccionara, y cuando abrí el bolso que contenía “las determinaciones del hombre”, vi las cosas desordenadas en su interior. Pero estas eran bastante “abundantes”, y las personas me miraron con los ojos bien abiertos, profundamente temerosas de que Yo arrancara su determinación. Pero a causa de la debilidad del hombre, Yo no emití un juicio al principio, sino que cerré el bolso y continué haciendo la obra que debía hacer. El hombre, sin embargo, no entra en Mi dirección al comienzo de Mi obra, sino que continúa preocupándose de si Yo he alabado su determinación. Yo he hecho tanta obra y he hablado tantas palabras, pero, hasta la fecha, el hombre sigue siendo incapaz de comprender Mi voluntad y, por tanto, cada una de sus desconcertantes acciones me deja “mareado”. ¿Por qué nunca es capaz de comprender Mi voluntad y hace las cosas de forma precipitada tal como le place? ¿Ha sufrido una conmoción cerebral? ¿Podría ser que no entienda las palabras que Yo hablo? ¿Por qué actúa siempre con la mirada hacia delante, pero es incapaz de marcar una senda y establecer un ejemplo para las personas del futuro? ¿Hubo alguien que sirviera de ejemplo antes de Pedro? ¿No fue bajo Mi dirección que Pedro sobrevivió? ¿Por qué son incapaces de esto las personas actuales? ¿Por qué, después de tener un ejemplo que seguir, siguen siendo incapaces de satisfacer Mi voluntad? Esto muestra que el hombre sigue sin confiar en Mí y esto ha conducido a las miserables circunstancias de hoy.