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claves para vencer tentaciones en la guerra espiritual


Jingxing, Corea del Sur

Hermanos y hermanas:

¡Os deseo paz en el Señor! No pocas veces ocurrirá todo tipo de guerra espiritual a lo largo de nuestro tiempo de fe en Dios y siguiendo a Dios. Hay tentaciones con respecto al dinero, el estatus y el nombre y las tentaciones entre hombres y mujeres, así como la calumnia por parte de los incrédulos, la obstrucción y la represión de los seres queridos, además de ser cazados y perseguidos por un régimen satánico. A veces nos suceden calamidades completamente inesperadas. La Biblia dice: “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Las palabras de Dios dicen: “En la tierra, toda clase de espíritus malvados están incesantemente al acecho de un lugar donde descansar e incesantemente buscan cadáveres humanos que puedan ser consumidos” (‘Capítulo 10’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”). No hay un solo momento en que Satanás no esté a nuestro lado, rompiéndose la cabeza para usar a cualquier persona, evento o cosa para tentarnos, probarnos y perseguirnos, tratando de que nos hundamos en el mal, en el desastre y en que nos distanciemos de Dios para traicionarlo para que al final podamos ser tragados completos por él. Si carecemos de la verdad también carecemos de discernimiento; si no podemos ver claramente la guerra espiritual, si no podemos permanecer firmes en las palabras de Dios, es probable que persigamos los beneficios y las preferencias carnales, que caigamos en la red de Satanás y perdamos nuestro testimonio. Como cristianos es crucial aprender cómo reconocer los trucos de Satanás. Así que, ¿qué podemos hacer para permitirnos ver las intenciones de los trucos de Satanás en medio de la guerra espiritual y mantenernos firmes en el testimonio para Dios? Me gustaría compartir contigo un poco de enseñanza sobre tres sendas de práctica para triunfar sobre las tentaciones de Satanás.

Primero, cuando te enfrentes con la tentación de Satanás debes orar a Dios y buscar la verdad más para entender la voluntad de Dios y no caer víctima de los trucos de Satanás.

Satanás es malvado y salvaje en grado máximo. Todas sus tentaciones a las personas explotan sus puntos delicados, sus debilidades críticas. Comienza donde sea que alguien sea más frágil, igual que al tentar a Eva a comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Es siempre en un momento así que es más probable que las personas revelen lo que es natural, que sigan sus intereses y preferencias personales en sus acciones: son muy propensas a ser golpeadas por los trucos de Satanás. Es por esto que cuando nos encontramos con la guerra espiritual, primero debemos guardar silencio ante Dios, orar, buscar Su voluntad y requisitos, lo que debemos hacer para dar testimonio y satisfacer a Dios y qué daño y consecuencias se producirán si satisfacemos la carne. Una vez que hayamos entendido la verdad de manera natural seremos capaces de romper con el engaño de Satanás y vencer la tentación. Así como el Señor Jesús dijo: “Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22). Las palabras de Dios dicen: “Después de que Dios creó a los seres humanos y les otorgó un espíritu, los instó a que lo invocaran, ya que, de no hacerlo, no serían capaces de conectarse con Su Espíritu y, por tanto, sería imposible recibir en la tierra la ‘televisión satelital’ del cielo. Cuando Dios ya no está en el espíritu de las personas, queda un espacio vacío para otras cosas, y así es como Satanás aprovecha la oportunidad para meterse. Cuando las personas contactan a Dios en su corazón, Satanás entra inmediatamente en pánico y se apresura a escapar. A través del clamor de la humanidad, Dios les da a las personas lo que necesitan, pero Él no ‘reside’ en ellas al principio. Simplemente les brinda ayuda constante a causa de su clamor y, a partir de esa fortaleza interna, las personas obtienen resistencia de forma que Satanás no se atreva a venir a ‘jugar’ como se le antoje. Así pues, si las personas se conectan continuamente con el Espíritu de Dios, Satanás no se atreve a venir y provocar perturbaciones” (‘Capítulo 17’ de Interpretaciones de los misterios de las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”).

Está escrito en la Biblia que Job perdió tanto su riqueza como a sus hijos por las pruebas de Satanás pero no dijo nada, ni organizó a las personas para luchar contra los ladrones para recuperar sus posesiones. Más bien se presentó ante Dios para orar y buscar y por eso llegó a entender que todo lo que había obtenido no era por sus propias capacidades sino que todo le había sido otorgado por Dios. Las pérdidas que sufrió en ese momento fueron permitidas por Dios, y debido a que todos los eventos y todas las cosas están en las manos de Dios, la humanidad debe mostrar obediencia. Es por esto que Job dijo: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21).* Job se mantuvo firme en el testimonio para Dios y trajo vergüenza a Satanás. Podemos ver en nuestras vidas actuales que algunos que han creído en Dios y que han hecho el trabajo de la iglesia han tenido familiares y amigos que los han persuadido con palabras de los placeres de la carne de hacer fortuna y, como resultado, han abandonado a Dios para ir a hacer dinero. Asisten a reuniones y leen cada vez menos las palabras de Dios y, al final, son completamente capturados por las tendencias malvadas. Cuando los creyentes genuinos se encuentran con estas cosas también enfrentan una batalla interna, pero son capaces de presentarse ante Dios y orar, buscar Su voluntad y requisitos y entender por las palabras de Dios que los placeres de la carne, lo que comen, lo que visten, son todos temporales. No importa cuán grande sea el gozo, está desprovisto de significado y sólo es vacío y sufrimiento y cuando las personas se sienten demasiado cómodas es fácil descender a los malos caminos. También se dan cuenta de que Dios nos ha traído al mundo con una misión, con una comisión que debemos llevar a cabo. Nos debemos enfocar en buscar la verdad, en poner en práctica las palabras de Dios y en llevar a cabo nuestro deber. Así como está escrito en la Biblia, somos visitantes, somos invitados en el mundo, así que como cristianos debemos estar contentos con tener ropa sobre nuestras espaldas y comida en nuestras mesas. Una vez que alguien haya entendido la voluntad de Dios, ya no estará atado por las preocupaciones de la riqueza y podrá tener la fe adecuada y llevar a cabo su deber como uno de la creación. De esto es evidente que si queremos triunfar sobre Satanás en la guerra espiritual debemos orar más a Dios y apoyarnos más en Él. Sólo si entendemos genuinamente la verdad seremos capaces de romper los trucos de Satanás y de mantenernos firmes en el testimonio para Dios.

Segundo, cuando te enfrentas con la tentación de Satanás debes poder ver la verdad de que la guerra espiritual es Satanás que ataca al pueblo escogido de Dios y que hace una apuesta con Dios. Sólo manteniéndote firme del lado de Dios puedes ser victorioso.

Satanás es el enemigo acérrimo de Dios y odia a Dios, a la humanidad creada por Él y en particular odia a aquellos que creen en Dios, que le temen y rechazan el mal. Es por esto que cuando alguien obtiene fe y se vuelve hacia Dios, él hace todo lo que está en su poder para tentarlo, obstaculizarlo y alterarlo. Usa a todas las personas, eventos y cosas para llevar a cabo su engaño para que las personas se vuelvan negativas y débiles, nieguen a Dios y se distancien de Él y hasta regresen al campamento de Satanás. Al igual que cuando Job fue probado, las personas pudieron ver con sus ojos que fueron los ladrones quienes huyeron con las posesiones de Job y que su casa se derrumbó y que con ella se llevó la vida de sus hijos pero, de hecho, detrás de todo eso estaba la guerra espiritual. Era Satanás haciendo una apuesta con Dios. Si no podemos ver claramente la verdad detrás de la guerra espiritual, sino que la analizamos y la estudiamos desde una perspectiva humana, sopesando lo bueno y lo malo, caeremos víctimas de los trucos de Satanás, alejándonos de Dios y traicionándolo. Lo que se revela en las palabras de Dios es esto: “Dios hace Su obra, se preocupa por la persona, la escudriña, y mientras tanto Satanás sigue de cerca cada uno de Sus pasos. A quienquiera que Dios favorece, Satanás también le observa y va a la zaga. Si Dios quiere a esa persona, Satanás hará todo lo que pueda para estorbarle usando diversas tácticas malvadas para tentarle, para alterar y estropear la obra que Dios hace, todo ello con el fin de lograr su objetivo oculto. ¿Cuál es este objetivo? No quiere que Dios gane a nadie; él quiere para sí a todos a los que quiere Dios, para ocuparlos, controlarlos, hacerse cargo de ellos para que le adoren y entonces se le unan para cometer actos malvados. ¿Acaso no es esta su siniestra motivación? Soléis decir que Satanás es malvado, muy malo ¿pero le habéis visto? Solo podéis ver lo malo que es el hombre. No habéis visto en realidad lo malo que es Satanás. […] Al hacer la guerra contra Dios, y al ir detrás de Él, el objetivo de Satanás es demoler toda la obra que Dios quiere hacer, ocupar y controlar a aquellos a los que Dios quiere ganar, extinguirlos por completo. Si esto no ocurre, pasan a ser posesión de Satanás para ser usados por él; esta es su meta” (‘Dios mismo, el único IV’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Ahora en los últimos días Dios ha hecho una etapa de la obra de juicio comenzando con la casa de Dios. Después de aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días bastantes personas han encontrado algunas cosas difíciles. Por ejemplo, justo después de obtener la fe algunos hermanos y hermanas han encontrado obstrucción y represión por parte de sus familias; algunos incluso han sido amenazados por sus cónyuges con el divorcio para obligarlos a abandonar el camino verdadero. Algunos hermanos y hermanas se han enfermado de repente, han sufrido calamidades imprevistas o cosas desafortunadas les han ocurrido a sus familias. Muchas personas han desarrollado nociones al enfrentar estas cosas. “Creía en el Señor Jesús antes y todo estaba en paz y tranquilo pero ahora ese no es el caso. ¿Está mi fe en el error ahora? ¡Si creí en el verdadero Dios las cosas deberían ir bien!” Como resultado, algunas personas se vuelven negativas y débiles, otras desarrollan dudas sobre la obra de Dios y otras incluso abandonan su fe. La realidad es que estos estados surgen en las personas porque no han investigado la verdad de la guerra espiritual y carecen de discernimiento sobre los trucos de Satanás. De hecho, encontrarse con estos problemas es precisamente la obstrucción e interrupción de Satanás; Satanás sabe que creemos en el verdadero Dios y, en particular, sabe que Dios ha venido a salvar a la humanidad. Tiene miedo de que todas las personas crean y sigan a Dios y entonces ya nadie lo siga. Es por esto que se esfuerza mucho en usar todo tipo de personas, eventos y cosas para fabricar calamidades para alterar y confundir a las personas para que no puedan distinguir entre lo que es verdadero y lo falso y abandonen el camino verdadero. Esta es la siniestra intención de Satanás y es la verdad detrás de la guerra espiritual. Este es el momento de ver qué tipo de elecciones hacen las personas. Si sólo consideramos la superficie de las cosas y mantenemos nuestros intereses carnales seremos engañados por los trucos de Satanás y traicionaremos a Dios. Si somos capaces de ver la verdad de la guerra espiritual, de tener un poderoso deseo por Dios y de permanecer firmemente de Su lado, si podemos estar decididos en nuestra fe, seguir a Dios y cumplir Sus requisitos, aunque perdamos todo lo que poseemos en la carne, entonces las manos de Satanás estarán atadas; será humillado y derrotado mientras nos mantenemos firmes en el testimonio a través de esta guerra espiritual. Así como Dios dijo: “En cada paso de la obra que Dios hace en las personas, externamente parece que se producen interacciones entre ellas, como nacidas de disposiciones humanas o de la interferencia humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra y todo lo que acontece es una apuesta hecha por Satanás ante Dios y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios. Mira cuando Job fue probado, por ejemplo: detrás de escena, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios, y lo que aconteció a Job fue obra de los hombres y la interferencia de estos. Detrás de cada paso de la obra que Dios hace en vosotros está la apuesta de Satanás con Él, detrás de todo ello hay una batalla. […] Cuando Él y Satanás luchan en el ámbito espiritual, ¿cómo deberías satisfacer a Dios? Y ¿cómo deberías mantenerte firme en el testimonio de Él? Deberías saber que todo lo que te ocurre es una gran prueba y es el momento en que Dios necesita que des testimonio” (‘Solo amar a Dios es realmente creer en Él’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Tercero, cuando te enfrentes con la tentación de Satanás debes acatar las palabras de Dios, persistir en obedecer la verdad y ser fiel a Dios con el fin de contraatacar los trucos de Satanás, humillarlo y derrotarlo por completo.

Las palabras de Dios dicen: “La verdad que el hombre necesita poseer se encuentra en la palabra de Dios, y es la verdad más beneficiosa y útil para la humanidad. Es el tónico y el sustento que vuestro cuerpo necesita, algo que ayuda al hombre a restablecer su humanidad normal. Es una verdad con la que el hombre debería equiparse. Cuanto más practiquéis la palabra de Dios, más rápidamente florecerá vuestra vida y más clara se volverá la verdad. Conforme crezcáis en estatura, veréis las cosas del mundo espiritual con mayor claridad y más fortaleza tendréis para triunfar sobre Satanás” (‘Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica’ en “La Palabra manifestada en carne”). “¡Pueblo mío! Debéis permanecer bajo Mi cuidado y protección. ¡Nunca seáis disolutos! ¡Nunca os comportéis de modo imprudente! Debes ofrecer tu lealtad en Mi casa, y solo con lealtad puedes contraatacar el engaño del diablo” (‘Capítulo 10’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”). Todos sabemos que sólo las palabras de Dios son la verdad, que representan el carácter de Dios y lo que Él tiene y es, que la verdad es la realidad de todas las cosas positivas, que fuera de las palabras de Dios todas las teorías son falacias, son filosofías satánicas y no retienen agua. En tanto que confiemos en las palabras de Dios en nuestras opiniones sobre las cosas podremos saber lo que es positivo y lo que es negativo. Sólo entonces podremos tener discernimiento de todas las falacias y mentiras de Satanás, contraatacar su engaño y no descarriarnos en las dificultades ni ser defraudados por Satanás. Las tres tentaciones de Satanás al Señor Jesús están registradas en la Biblia. Usó palabras de las escrituras para atacarlo, incluso usando las riquezas del mundo para tentarlo. Pero cada vez el Señor Jesús usó las palabras de Dios para contraatacar los trucos de Satanás. Él media vuelta y corrió en humillación y derrota. De esto podemos ver que las palabras de Dios son la verdad, el camino y la vida y son la mejor arma contra el engaño de Satanás.

En los últimos días Dios ahora se ha encarnado una vez más y ha pronunciado palabras para completar una etapa de la obra de juicio. Muchos hermanos y hermanas han oído la voz de Dios y han visto que todas las palabras expresadas por Dios Todopoderoso son la verdad, determinando así que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús que ha regresado. Uno por uno, han aceptado la obra de Dios de los últimos días. Durante este tiempo algunos hermanos y hermanas también han visto en línea las mentiras, calumnias y difamaciones del gobierno del PCCh sobre la Iglesia de Dios Todopoderoso y que el PCCh ha condenado a la iglesia como una herejía, como un culto. Y algunos hermanos y hermanas han sufrido la obstrucción e interrupción de los pastores y ancianos en los círculos religiosos, quienes han condenado esta fe en Dios Todopoderoso como sólo creer en una persona individual, diciendo que Sus palabras están fuera de los límites de la Biblia y demás. Estos pastores y ancianos también han instigado a los familiares de los hermanos y hermanas a evitar y obstruir que se vuelvan hacia Dios. En medio de la grave guerra espiritual algunos hermanos y hermanas han podido acatar las palabras de Dios Todopoderoso, mantener su devoción a Dios y mantenerse firmes al lado de Dios porque han visto que todas las palabras expresadas por Dios Todopoderoso son la verdad y que revelan todos los misterios de la Biblia. Estas palabras pueden limpiar la corrupción de la humanidad, salvar al hombre de la influencia de Satanás y son exactamente lo que el Espíritu dice a las iglesias. Por consiguiente han determinado que lo que está haciendo Dios Todopoderoso es la obra de Dios de salvar a la humanidad en los últimos días y que Dios Todopoderoso es Dios encarnado. El hecho es que si las personas son capaces de confirmar que las palabras pronunciadas por Dios Todopoderoso son la verdad y son la voz de Dios, no importa cuántas mentiras sean difundidas por el gobierno del PCCh y el mundo religioso, no se confundirán. La verdad es la verdad y las falacias son falacias. Una mentira dicha mil veces sigue siendo una mentira y nunca se puede convertir en la verdad. Igual que cuando el Señor Jesús apareció y trabajó, los líderes de la fe judía crearon todo tipo de mentiras acerca de Él, negando que Él fuera concebido por el Espíritu Santo, condenando al Señor Jesús por hablar de blasfemia y afirmando que fue por Beelzebú que Él echó fuera demonios. Pero sin importar cómo lo juzgaron y lo condenaron, el Señor Jesús era Cristo, el Salvador, y nadie podía negar eso con éxito. En ese momento aquellos que genuinamente creían en el Señor sólo podían defender Sus palabras y no ser engañados por mentiras y falacias engañosas y persistir en seguir al Señor Jesús. Así como dijo Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios” (Juan 6:68-69). Pero si desarrollamos dudas sobre las palabras de Dios, si somos incapaces de asirnos fuertemente a las palabras de Dios y de mantener nuestra lealtad a Dios, careceremos de discernimiento sobre los trucos de Satanás y definitivamente caeremos en sus tentaciones. No seremos capaces de recibir con entusiasmo el regreso del Señor. De esto es evidente que a través de cualquier tipo de guerra espiritual, sólo si acatamos resueltamente las palabras de Dios y permanecemos absolutamente leales a Dios, seremos capaces de abandonar totalmente a Satanás, desechar su influencia y ser salvados por Dios.

En la vida real la guerra espiritual se puede llevar a cabo en cualquier momento. Si no nos presentamos con frecuencia ante Dios ni oramos a Él, no veremos claramente la verdad de la guerra espiritual. Si no confiamos en las palabras de Dios y en la verdad en nuestro discernimiento, caeremos más fácilmente víctimas de las tentaciones de Satanás y perderemos nuestro testimonio. La sabiduría de Dios se pone en juego con base en los trucos de Satanás; Dios nos ayuda a entender la verdad y a obtener discernimiento mediante una intensa guerra espiritual para que podamos crecer en nuestras vidas. A través de todo tipo de guerra espiritual, siempre y cuando practiquemos de acuerdo con los tres principios anteriores, ¡seguramente seremos capaces de triunfar sobre las tentaciones de Satanás y nos mantendremos firmes en el testimonio!

Para conocer más: Cómo vencer la tentación

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso




Prédica cristiana escrita | ¿Qué clase de personas pueden obtener la salvación de Dios?


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Prédica cristiana escrita | ¿Qué clase de personas pueden obtener la salvación de Dios?


Era un domingo por la mañana, estaba soleado. Las flores en el patio emitían un olor hermoso y fuerte. Las voces de las oraciones provenían de hermanos y hermanas en el lugar de reunión: “Padre nuestro que estás en el cielo, Santificado sea tu nombre. Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra, como en el cielo. [...] Amén”.

El predicador, el hermano Liu, se paró en la plataforma y les dijo a todos con una sonrisa: “Hoy, cambiamos la forma de tener la reunión. Pueden preguntar si no tienen claro algo o si tiene alguna pregunta. Buscaremos y tendremos compañerismo juntos. Por un lado, puede vigorizar el ambiente; por otro lado, desarrollaremos la tarea y el compañerismo activamente. De esta manera podemos entender más verdades. Que el Señor se prepare. ¡Amén!”

Los hermanos y hermanas comenzaron a debatir ampliamente. El Creyente A dijo felizmente: “Esta es una buena manera”. No sólo puede hacer que hermanos y hermanas interactúen entre ellos, sino que también nos inspiren a buscar la verdad. Creo que deberíamos tener reuniones como esta en el futuro para que éstas sean más efectivas”.

La hermana Wang sonrió: “Entonces hago una pregunta primero. Cuando el Señor Jesús estaba realizando su obra, Él manifestó muchas señales y maravillas, que erigieron una sensación en todo el estado judío. En ese momento, algunas personas siguieron al Señor Jesús. Pero algunas personas lo rechazaron y condenaron su obra, al igual que los sacerdotes, los escribas y los fariseos en el templo en el que servían a Dios. Después de escuchar los sermones del Señor Jesús, ni buscaron ni investigaron, sino que trataron de encontrar todo tipo de acusaciones contra el Señor Jesús, calumniando y condenando su obra. Incluso al final lo crucificaron. Cuando el Señor Jesús estaba realizando sus obras, ¿por qué algunas personas lo seguían pero algunas otras lo rechazaban? ¿Qué clase de personas en la tierra puede obtener la salvación del Señor?”

El hermano Liu se detuvo por un momento y dijo: “Es una pregunta muy importante la que has hecho. Si no sabemos cómo creer en Dios para andar el camino del éxito y no resumir y asimilar las lecciones de aquellos que han fallado, somos susceptibles de rechazar a Dios y entrar en el camino sin retorno. Hermanos y hermanas, antes de responder esta pregunta, quiero hacerles primero una a ustedes: cuando el Señor Jesús estaba realizando Su obra en aquel momento, ¿quién más debería seguirlo?”

Todos los creyentes se miraron los unos a los otros y respondieron: Deberían ser los principales sacerdotes, escribas y fariseos que dominaban la Biblia.

El hermano Liu dijo: “De acuerdo con nuestra imaginaciones y concepciones, el Señor Jesús debería haber iluminado a los principales sacerdotes, a los escribas y a los fariseos cuando comenzó a realizar Su obra. No sólo servían a Dios en el templo, sino que también estaban familiarizados con la Biblia y predicaban las leyes y los mandamientos a los creyentes todos los días. Entonces ellos deberían haber sido las personas que tenían que seguir al Señor. ¿Es esto correcto? (Todos los creyentes: Sí.) Pero, de hecho, no sólo no buscaron la obra del Señor Jesús después de verla, sino que lo atacaron, condenaron y rechazaron. Finalmente, incluso se unieron al gobierno romano para crucificar al Señor Jesús. Inesperadamente, Pedro, Juan, Mateo y otros que no tenían reputación ni estatus, y que no estaban familiarizados con la Biblia, abandonaron todas las cosas para seguirlo al escuchar la llamada del Señor Jesús. Finalmente, obtuvieron la salvación del Señor. De esto, podemos ver que la disposición de Dios es justa y fiel. Él no le da a nadie un trato especial. La salvación de Dios por el hombre no se basa en nuestro estado, antigüedad o tiempo de creencia, sino en si anhelamos y buscamos la verdad”.

Todos los creyentes conversaron ampliamente, “Dios es muy justo. Su obra realmente no está en línea con nuestra imaginaciones y concepciones. Si anhelamos y buscamos la verdad, Dios nos salvará”.

La hermana Wang parecía entender algo, diciendo: “Pensé que esos sacerdotes, escribas y fariseos deberían haber seguido al Señor Jesús primero, pero nunca pensé que esos pescadores y recaudadores de impuestos se mantuvieran al día con la obra del Señor Jesús. El Señor es demasiado justo, y no tratará a nadie de manera preferencial”.

El hermano Liu preguntó: “¿Por qué estas personas pueden seguir los pasos de Dios?”

Todos los creyentes estaban desconcertados por dentro, acarreando su confusión, se miraban los unos a los otros.

El hermano Liu abrió la Biblia con tranquilidad y dijo: “Los pasajes en la Biblia pueden darnos la respuesta. Por ejemplo, cuando los pescadores, Pedro y Andrés escucharon la llamada del Señor Jesús, dejaron de lado sus redes de pesca y siguieron al Señor Jesús; Santiago y Juan, que estaban pescando para vivir, también escucharon la llamada del Señor Jesús, luego abandonaron su bote de pesca, se despidieron de su padre y siguieron al Señor Jesús; el recaudador de impuestos Mateo escuchó la llamada del Señor Jesús, y dejó su trabajo y le siguió. Todos estos discípulos escucharon la llamada del Señor Jesús y lo siguieron puramente. Una mujer de Samaria se sorprendió de que el Señor Jesús le contara todas las cosas que había hecho alguna vez, y luego se fue a la ciudad y les dijo a los hombres que el Señor Jesús es Cristo, la venida del Mesías. Y Nicodemo fue iluminado por Dios y supo que Jesús provenía de Dios, porque tenía un corazón vigilante, visitó a Jesús en medio de la noche y escuchó Sus enseñanzas. Esas personas tenían corazones humildes para buscar las palabras del Señor Jesús y trabajaron modestamente para que obtuvieran la iluminación de Dios, escucharon la voz de Dios. Y finalmente reconocieron que el Señor Jesús proviene de Dios, y que Él es Cristo, la venida del Mesías en la profecía. De hecho, cuando el Señor Jesús estaba predicando y haciendo su obra, no iluminó a nadie, más bien, dejó que el hombre escuchara Sus palabras y viera su obra para revelar quién buscaba modestamente la verdad y anhelaba que Dios apareciera y actuara. Así como el Señor Jesús dijo: ‘Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen’ (Juan 10:14). ‘Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen’ (Juan 10:27). ‘Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá’ (Mateo 7:7-8)”.

La hermana Wang sonrió: “Oh, mi comprensión es más clara a través de tu compañerismo. Pensé que aquellos que tenían estatus, fama y dones deberían obtener la iluminación de Dios y seguir primero el ritmo de la obra de Dios. Pero este hecho contradice mi imaginaciones y concepciones. A Dios no le importan estas cosas exteriores, sin embargo, le importa quién anhela a Dios, lo que me hizo pensar en las palabras del Señor Jesús: ‘Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos’ (Mateo 5:3). ‘Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados’ (Mateo 5:6). ‘Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios’ (Mateo 5:8). Aunque los discípulos que siguieron al Señor como Pedro, Juan, Mateo, etc., no tenían una posición elevada ni estaban familiarizados con los versículos de la Biblia, estaban dispuestos a seguir al Señor cuando escucharon Su llamada y buscaron modestamente las palabras de Dios y su obra. No se sentían obligados por los fariseos, rompiendo todas las influencias oscuras y dedicándose a seguir al Señor Jesús. Finalmente, ganaron la salvación de Dios. En el futuro, debemos imitar a Pedro y Juan y no confiar en nuestras propias imaginaciones y concepciones, sino en la palabra de Dios con respecto al regreso del Señor. Sólo cuando buscamos e investigamos con corazón humilde, podemos recibir la guía y la iluminación de Dios, manteniéndonos al ritmo de Su obra”.

Los creyentes conversaron ampliamente: “Sí. Parece que nuestros pensamientos anteriores no se ajustan a la verdad. Los discípulos del Señor, Pedro y Juan, son realmente los ejemplos que debemos seguir. Dios es justo y fiel. Mientras dejemos nuestras nociones a un lado, buscando e investigando con nuestros corazones verdaderos, Dios nos iluminará y podremos dar la bienvenida a la apariencia del Señor que apareciera el Señor y trabajar como Pedro, Juan y Mateo”.

La hermana Wang miró pensativa y dijo: “Todavía no entiendo que al principio, muchas personas escucharan los sermones del Señor Jesús y lo vieran realizar milagros y dieran la bienvenida a su regreso entre la multitud, pero ¿por qué la mayoría de ellos siguieron a los fariseos y rechazaron al Señor Jesús más tarde?”

El hermano Liu dijo con voz firme: “Hermana, tu pregunta es muy práctica. Todos sabemos que los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos eran líderes religiosos y de élite. La mayoría de la gente los admiraba y los adoraba porque habían creído en Dios por mucho tiempo, y estaban familiarizados con la Biblia y tenían estatus y dones con respecto a las teorías de la teología y los estudios bíblicos que predicaban como la verdad. Esas personas creían en Dios pero no buscaban o investigaban las palabras y la obra del Señor Jesús, ni les importaba si provenía de Dios o beneficiaba a las personas. Simplemente miraban ciegamente y adoraban los estudios bíblicos, el estatus y el poder. Cuando los fariseos encontraron todo tipo de acusaciones contra el Señor Jesús y lo condenaron por la ley, la mayoría de la gente no tuvo discernimiento y fueron engañados por ellos. Creyeron las falacias de los fariseos y los siguieron para rechazarle, convirtiéndose en cómplices de los fariseos. El otro aspecto es que cuando supieron que el Señor Jesús no llegó a ser su Rey y no los llevaría a derrocar el gobierno romano, incluso Él mismo fue condenado y rechazado por los líderes religiosos, y negaron las palabras y la obra del Señor Jesús. Pensaban que si el Señor Jesús era Cristo y el Mesías, Él debería ser Rey y ser apoyado por todos. ¿Cómo es que Él podría ser condenado y rechazado? Por lo tanto, como la obra del Señor Jesús no se ajustaba a sus concepciones, se pusieron del lado de los fariseos para lanzar la voz de alerta por ellos y rechazaron y condenaron al Señor”.

La hermana Wang dijo con entusiasmo: “Gracias a Dios. Me queda claro a través de tu compañerismo. Resulta que las razones por las que la mayoría de las personas siguieron a los fariseos para condenar y rechazar al Señor Jesús son que admiraban y adoraban a las personas, se sentían obligadas por el poder y el estado, y que no buscaban la verdad ni tenían discernimiento, pero vieron la obra del Señor Jesús basados en sus propias imaginaciones y concepciones. Parece que deberíamos tener un corazón que venere a Dios en el tema de dar la bienvenida al Señor que ha regresado. No debemos escuchar las palabras de pastores y ancianos. De lo contrario, somos fácilmente defraudados y engañados por ellos y rechazamos a Dios. Como resultado, sufriremos su castigo”.

El hermano Liu dijo: “Sí. Haciendo frente a la obra del Señor que ha regresado, sólo teniendo un corazón que venera a Dios para buscar e investigar modestamente, no para juzgar o condenar voluntariamente, podemos obtener la iluminación y clarificación del Espíritu Santo, mantener el ritmo de Su obra y recibir Su salvación”.

Los creyentes discutieron con una sonrisa, “sí. Si no fuera por la comunicación de hoy acerca de este tema, tampoco tendríamos discernimiento con respecto al tema de la bienvenida al Señor, al igual que las personas en aquel momento que admiraban a pastores y ancianos con estatus y poder. Y trataríamos el trabajo de Dios basado en nuestras propias imaginaciones y concepciones. Dios es justo y ama a las personas que humildemente buscan la verdad. Gente como Pedro, puede ser aprobado por Dios. Está bien. Si aún insistimos en escuchar las palabras de los pastores y ancianos y no las discernimos, de forma fácil, somos engañados. Debemos seguir a Pedro y Juan, buscando la verdad con un corazón que venera a Dios. Sólo si oramos más y buscamos la voluntad de Dios y escuchamos Su voz con cuidado cuando enfrentamos los problemas, podemos seguir Sus pasos y obtener Su salvación”.

Todos los creyentes, “¡Gracias a Dios! ¡Amén!”

(Traducido del original en inglés al español por Luis Carlos Villegas)

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Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.



¿Qué significa la salvación? ¿Salvarse una vez significa salvarse para siempre?

 Shen Qingqing (Corea del Sur)

Muchos esperan con ansia que el Señor los salve y arrebate al reino de los cielos a Su llegada. A día de hoy, solo la Iglesia de Dios Todopoderoso da público testimonio de que el Señor Jesús ha regresado y está llevando a cabo la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios, para salvar y purificar a las personas. Tal vez algunos se sientan confundidos al enterarse de esto. Leen los siguientes versículos: “El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado” (Marcos 16:16), “Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10). y creen que significan que, puesto que el Señor Jesús fue crucificado para expiar los pecados de toda la humanidad, mientras crean en Él, se salvarán; y que una vez salvados, lo estarán para siempre. Creen que siempre y cuando guarden el nombre del Señor y aguanten hasta el final, pueden ser arrebatados directamente al reino de los cielos cuando el Señor regrese sin tener que aceptar la obra de Dios de juicio y purificación en los últimos días. ¿Son correctas esta clase de creencias?

Consideremos una cosa: ¿En alguna ocasión dijo el Señor que, una vez salvada, una persona puede entrar en el reino de los cielos? ¿Se afirma tal cosa en la Biblia? La respuesta a ambas preguntas es, evidentemente, que no. El Señor Jesús dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Según la palabra de Dios, sabemos que solo aquellos que hagan la voluntad del Padre celestial podrán entrar en el reino de los cielos. Hacer la voluntad del Padre celestial implica saber poner en práctica la palabra de Dios, someterse a Él, ser capaz de vivir de acuerdo con Su palabra en cualquier situación y no pecar ni oponerse a Él nunca más. Sin embargo, seguimos mintiendo y pecando a nuestro pesar e incluso somos incapaces de poner en práctica las enseñanzas del Señor, así que ¿puede entrar en el reino de los cielos una persona aún capaz de pecar y oponerse al Señor de esta manera? Desafortunadamente, nuestra creencia de que “una vez salvo, siempre salvo” es errónea. En lo que respecta a la importante cuestión de la entrada en el reino de Dios, debemos seguir la palabra del Señor. ¡No podemos regirnos por las nociones y fantasías del hombre! Entonces, ¿cuál es el verdadero significado de “salvación” en las Escrituras? ¿Cómo entrar realmente en el reino de los cielos? Estas son las cuestiones que ahora comentaremos y analizaremos juntos.

El verdadero significado de “salvación”

Todos sabemos que, en la Era de la Ley, la humanidad estaba cada vez más profundamente corrompida por Satanás. El pueblo de Israel vulneraba con frecuencia las leyes y los mandamientos y sus pecados iban en aumento, hasta el punto de que ya no bastaba con los sacrificios y todos corrían el riesgo de ser condenados y sentenciados a muerte por la ley. Para salvar a la humanidad de la amenaza de la muerte, Dios descendió a la tierra encarnado en el Señor Jesús para realizar la obra de redención, ser crucificado por el hombre, expiar los pecados de toda la humanidad y perdonar definitivamente los pecados del hombre. Desde entonces, a toda persona que crea en el Señor Jesús, le confiese sus pecados y se arrepienta se le perdonarán los pecados y disfrutará de todas las bendiciones y la gracia otorgadas por el Señor Jesús. Para el pueblo que vivía bajo la ley, esta era la “salvación”. Por lo tanto, la “salvación” de la que habló el Señor Jesús no es como imaginamos —que, siempre que creamos en Él, nos salvaremos definitivamente—, sino que significa que los que pecan ya no serán condenados y sentenciados a muerte por la ley y los pecados del hombre serán perdonados. Echemos un vistazo a un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso: “Aunque el hombre ha sido redimido y se le han perdonado sus pecados, sólo se considera que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre vive en la carne y no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando interminablemente el carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayoría de los hombres pecan durante el día y se confiesan por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para ellos, no podría salvarlos del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto. […] No resulta fácil para el hombre ser consciente de sus pecados; es incapaz de reconocer su propia naturaleza profundamente arraigada. Tales efectos sólo pueden conseguirse a través del juicio por la palabra. Sólo así puede el hombre ser cambiado gradualmente de ahí en adelante” (‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Cuando creemos en el Señor, aunque recibamos el don de la salvación y se nos perdonen los pecados, no nos liberamos de las cadenas del pecado y seguimos viviendo en pecado. He aquí algunos ejemplos: Tal vez seamos sumamente arrogantes, siempre queramos tener la última palabra en cualquier situación grupal y hacer que la gente obedezca lo que digamos, y si alguien no lo hace, es posible que nos exaltemos y lo regañemos; en los casos más graves, que lo castiguemos o maltratemos de alguna forma. Tal vez seamos sumamente egoístas, lo basemos todo en el principio del propio interés y hasta tratemos de negociar con Dios en nuestra fe en Él; cuando las cosas están tranquilas y van bien, le damos gracias, pero ante los reveses y fracasos nos llenamos de malentendidos y quejas hacia Él, e incluso llegamos a traicionarlo y abandonarlo. Tal vez seamos sumamente mentirosos, de modo que, en lo que respecta a nuestros intereses personales, mentimos y engañamos a nuestro pesar. Estos son solo algunos ejemplos de cómo seguimos viviendo en pecado. La Biblia dice: “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios” (Hebreos 10:26-27). “Todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). Dios es santo. Cuando tenemos conocimiento del camino verdadero, aún somos capaces de pecar y oponernos a Dios a nuestro pesar. Eso significa que somos siervos del pecado y Dios no nos puede ensalzar. Dice la Biblia: “La santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Si una persona no ha sido purificada de sus pecados y a menudo peca y se opone a Dios, ¿puede salvarse para siempre? ¿Puede ser apta para entrar en el reino de los cielos? Es evidente que no. Solo tras haber sido completamente purificados de nuestros pecados podemos llegar a ser santos y entrar en el reino de los cielos. Tal vez ahora algunos pregunten: ¿Cómo podemos purificarnos para poder entrar en el reino de los cielos?

¿Cómo podemos recibir la salvación y entrar en el reino de los cielos?

Dios Todopoderoso dice: “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). De esto se desprende que, a fin de corregir el carácter satánico del hombre, hondamente arraigado, y liberarlo completamente de las cadenas del pecado, es preciso que el Señor regrese en los últimos días para llevar a cabo la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios, y para expresar las verdades que purifican y salvan a la humanidad. De hecho, el Señor ya profetizó esto hace mucho tiempo, tal como manifiesta la Biblia: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad” (Juan 16:12-13). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17).

En la actualidad, sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús, Dios Todopoderoso está llevando a cabo la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios, y expresando todas las verdades que purifican y salvan a la humanidad, con el fin de corregir definitivamente la naturaleza pecaminosa del hombre y liberarlo de las cadenas del pecado, purificándolo hasta que finalmente Dios lo conquiste y lleve a Su reino. La obra del juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días cumple íntegramente estas profecías. Todos aquellos que acepten la obra de Dios en los últimos días recibirán la purificación y salvación de Dios. Tendrán la oportunidad de convertirse en vencedores antes de que lleguen los grandes desastres, de ser glorificados con Dios y arrebatados al reino de los cielos. Entonces, ¿cómo juzga y purifica Dios Todopoderoso a las personas y las libera de las cadenas del pecado?




Dicen las palabras de Dios Todopoderoso: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Esto evidencia que Dios emplea muchas verdades para juzgar y desenmascarar el carácter satánico del hombre, de rebelión y oposición a Dios. Al experimentar el juicio de las palabras de Dios Todopoderoso, experimentamos personalmente que el carácter justo de Dios no tolera ofensa. Cada palabra de Dios penetra en nuestro corazón y deja al descubierto manifestaciones de corrupción de toda índole, así como los pensamientos e ideas improcedentes, las motivaciones viciadas y las nociones y fantasías que albergamos en el fondo del corazón, además de la naturaleza satánica subyacente a estas cosas; en consecuencia, nos mortifica la vergüenza y es tan hondo nuestro pesar que nos postramos y arrepentimos sinceramente ante Dios. Mientras tanto, Dios también nos muestra senderos de práctica, como las opiniones que debemos sostener en nuestra fe en Dios, la manera de ser honestos, cómo enaltecer a Dios y dar testimonio de Él, cómo rehuir la senda del anticristo, cómo alcanzar la obediencia y el amor verdaderos hacia Dios, etc. Solo cuando hayamos experimentado la obra del juicio de Dios y practiquemos de acuerdo con Sus palabras podremos vivir a semejanza de una persona normal. Este es el resultado íntegro del juicio de Dios.

Hoy en día ya se han publicado en internet testimonios de toda clase de experiencias de muchos hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso que han experimentado el juicio. Estos testimonios y experiencias reales evidencian que solo experimentando la obra de juicio y castigo llevada a cabo por Dios en los últimos días es posible ser purificado y plenamente conquistado por Dios; este es el único modo que tenemos de alcanzar el reino de los cielos. Actualmente, muchas personas de todo el mundo que creen sinceramente en Dios han encontrado el camino hacia el reino de los cielos en las palabras de Dios Todopoderoso y han regresado a Él. Si continuamos aferrándonos al concepto “una vez salvo, siempre salvo” y no aceptamos la obra del juicio de Dios de los últimos días, no se purificará ni transformará nuestro carácter corrupto y, por lo tanto, nunca tendremos la oportunidad de entrar en el reino de los cielos. Así pues, ¿a qué esperas todavía?

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Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso

El reino de los cielos está, en realidad, sobre la tierra

 Por Chen Bo, China

El más grande anhelo que tenemos los creyentes es poder entrar en el reino de los cielos y disfrutar la dicha eterna que el Señor le otorga al hombre. Cada vez que oía a un pastor decir en un sermón que el lugar que el Señor preparará para nosotros en el futuro se encuentra arriba, en los cielos, que habrá campos de oro y paredes de jade, que por todas partes brillarán las piedras preciosas, que podremos comer del fruto del árbol de la vida y beber el agua del río de la vida, que no habrá más dolor, lágrimas o sufrimiento y que todos serán libres y liberados, sentía una increíble oleada de emoción y alegría. Es un lugar que he anhelado durante mucho tiempo y mi vida en la tierra de trabajo duro y sufrimiento me dejó el corazón verdaderamente agotado. Así pues, fui predicando el evangelio y esforzándome con gran entusiasmo por el Señor; difundía el evangelio y fundaba iglesias y nunca me detenía para tomar aire sin importar lo dolorosas o difíciles que fueran las cosas. Especialmente desde que me enteré de que estamos en los últimos días y que el Señor regresaría pronto para llevarnos a todos a nuestro hogar celestial, trabajé y me esforcé de una manera mucho más proactiva.

Un día, fui a la casa de mi hermana a visitar a nuestra madre y, justo cuando estaba a punto de marcharme, mi hermana me dio un libro y me instó a que lo leyera cuidadosamente. Pensé: “Este libro que me dio mi hermana debe ser algo espiritual y resulta que mi espíritu se siente en este momento muy reseco. No siento la presencia del Señor. Cuando leo la Biblia, no obtengo ningún tipo de iluminación. Cuando regrese tengo que darle una buena leída a este libro. Quizás obtenga algún sustento de él”. Después de regresar a casa, abrí el libro y comencé a leer; antes de que pudiera darme cuenta, la lectura ya me había atrapado. Cuanto más lo leía, más quería leer y más sentía que había luz en esas palabras, que contenían el esclarecimiento del Espíritu Santo y que no había forma de que pudiera pronunciarlas una persona común y corriente. Después de leer ese libro llegué a comprender verdades que no había entendido antes a partir de la lectura de la Biblia y tuve una sensación de claridad y gozo internos. Eso me hizo desear orar y acercarme más al Señor; mi fe creció y mi estado espiritual mejoró cada vez más. Pensé: “Solo la obra del Espíritu Santo puede brindarle al hombre fe y fortaleza y darle alimento y sustento para su espíritu. Las palabras contenidas en este libro ciertamente vienen del Espíritu Santo”. Como resultado, lo primero que hice cada mañana después de despertar fue leer este libro.

Un día, lo abrí y leí el siguiente pasaje: “Que Dios entre en el reposo quiere decir que ya no llevará a cabo Su obra de salvación de la humanidad. Que la humanidad entre en el reposo quiere decir que toda la humanidad va a vivir dentro de la luz de Dios y bajo Sus bendiciones; no habrá nada de la corrupción de Satanás ni tampoco ocurrirán cosas injustas. La humanidad vivirá normalmente sobre la tierra y vivirá bajo el cuidado de Dios” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Sentí un vuelco en el corazón cuando leí esto y pensé: “¿Acaso en el futuro el hombre vivirá sobre la tierra? ¿No prometió el Señor Jesús que en el futuro viviríamos en el cielo? ¿Por qué dice aquí que estaremos en la tierra? ¿Cómo podría ser esto posible? ¿Acaso estoy malinterpretando esto?”. Así pues, volví a leer cuidadosamente el pasaje. En verdad decía que en el futuro el hombre viviría sobre la tierra. Me pregunté qué significaba eso realmente. Esto no sería suficiente: yo sabía que tenía que comprender lo que esto significaba realmente. Seguí leyendo: “Dios tiene el destino de Dios y el hombre tiene el destino del hombre. Mientras reposa, Dios seguirá guiando a toda la humanidad en sus vidas sobre la tierra. Mientras está en la luz de Dios, el hombre adorará al único Dios verdadero que está en el cielo. […] Cuando la humanidad entre en el reposo, esto querrá decir que el hombre se ha convertido en una verdadera creación; la humanidad adorará a Dios desde la tierra y tendrá vidas humanas normales. La gente ya no será desobediente a Dios o resistirá a Dios; regresará a la vida original de Adán y Eva” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Cuanto más leía, más confundida me sentía: ¿Acaso el hombre adorará a Dios desde la tierra? ¿Cómo ocurrirá esto? ¿Acaso la Biblia no menciona estar en el cielo? ¿Cómo podría ser estar en la tierra? Me apresuré a consultar mi Biblia y la abrí en Juan 14:2-3 y leí estas palabras del Señor Jesús: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros”. El Señor Jesús claramente dice que Su resurrección y ascensión al cielo tuvo como objetivo preparar un lugar para nosotros, así que nuestro destino debía estar arriba en el cielo. ¡Esta es la promesa del Señor! Pensé: “Lo que este libro dice es diferente a lo que el Señor dice, así que no puedo seguir leyéndolo”. Tras cerrar el libro me encontré en un estado de gran confusión mental y no supe qué era lo correcto hacer, así que oré al Señor una y otra vez: “¡Oh, Señor! Por favor, guíame y dirígeme. ¿Debo leer este libro o no? ¡Oh, Señor! Por favor, esclaréceme y guíame”. […] Después de orar, pensé cómo, tras leer este libro, sentí que mi relación con el Señor era más cercana, me sentí más entusiasmada en lo relacionado con mi fe y que mi espíritu había obtenido sustento. Sentí que, si lo hacía a un lado y dejaba de leerlo, regresaría a sentirme espiritualmente reseca. Ya que ese libro había sido increíblemente edificante para mí y como yo podía confirmar que había venido del Espíritu Santo y que nada proveniente de Él podía estar equivocado, sabía que no debía rechazarlo ni rehusarme a leerlo, aunque parte de su contenido no estuviera alineado con mis nociones. Después de reflexionar sobre todo esto, decidí que debía seguir leyendo antes de tomar una decisión.

Así pues, tomé nuevamente el libro y seguí leyendo: “El lugar de reposo del hombre está en la tierra y el lugar de reposo de Dios está en el cielo. Mientras el hombre adora a Dios en reposo vivirá sobre la tierra, y mientras Dios guía a la porción restante de la humanidad que está en reposo, los guiará desde el cielo, no desde la tierra” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Le di vueltas a esto en mi cabeza una y otra vez y pensé: “Este pasaje dice que el lugar de descanso de Dios está en el cielo y que, cuando el hombre descanse, adorará a Dios sobre la tierra. ¿Podría ser que el lugar de descanso del hombre realmente esté en la tierra, tal y como dice aquí? ¡Eso es imposible! El Señor Jesús ya dijo que debemos estar dondequiera que el Señor esté, y ya que el Señor Jesús resucitó y ascendió al cielo, ¡del mismo modo, seguramente nosotros también ascenderemos al cielo!”. Recordé cómo en los últimos años había estado recorriendo las calles para el Señor, cómo había soportado tanto sufrimiento. ¿Acaso todo ese sufrimiento no había sido para que yo pudiera subir al cielo y ya no experimentar el dolor del mundo? Si es como este libro dice, que en el futuro el hombre seguirá viviendo en la tierra, entonces ¿acaso no se vendrían abajo mis esperanzas? Me senté sobre la cama, incapaz de moverme, sintiéndome débil de pies a cabeza. Cuanto más pensaba en ello, más inquieta me sentía. Quise obtener algo de claridad sobre esto, así que corrí a casa de mi hermana.

Cuando llegué, vi a una mujer de mediana edad a quien mi hermana me presentó como la hermana Li. Poco después, les revelé lo que pensé tras haber leído este libro. Luego de escucharme, la hermana Li compartió esta enseñanza conmigo: “Hermana, todos los que creemos en el Señor, creemos que el Señor Jesús ha prometido prepararnos un lugar; que dondequiera que Él esté, nosotros estaremos también. Pensamos que, ya que el Señor regresó a los cielos, cuando Él regrese en el futuro, ciertamente nos recibirá en el cielo, donde viviremos junto a Él. Sin embargo, ¿alguna vez hemos pensado si este tipo de imaginación, este tipo de extrapolación es sostenible? Si fuera como lo imaginamos —que el Señor vendrá y nos llevará a vivir al cielo— entonces ¿no serían en vano las palabras del padrenuestro ‘Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo’ (Mateo 6:10) y la profecía que se encuentra en el Libro del Apocalipsis ‘He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos’ (Apocalipsis 21:3)? ¿Cómo podrían cumplirse? Si el destino final que Dios nos dará es el cielo, entonces, cuando Dios creó originalmente al hombre ¿qué significó que Él nos hiciera vivir en la tierra?” Yo no estaba ni remotamente convencida, y respondí: “Aunque esto es lo que se dijo en las Escrituras, el Señor mismo dijo: ‘Porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros’ (Juan 14:2-3). Después de que el Señor Jesús resucitó, ascendió al cielo, y aquí el Señor dice que irá a preparar un lugar para nosotros. Dice que donde Él esté, también nosotros podemos estar. Así pues, esto prueba que Dios nos prometió que ascenderemos al cielo para obtener la vida eterna y no que obtendremos la vida eterna sobre la tierra. ¡Esto es algo que nadie puede negar!” La hermana Li continuó pacientemente: “Hermana, es cierto que el Señor está preparando un lugar para aquellos que creen en Él, pero ¿este lugar está realmente en la tierra o arriba en el cielo? Eso no se menciona en estas palabras del Señor, así pues ¿en qué nos basamos cuando decimos que el lugar que Él está preparando para nosotros está en el cielo? ¿Es esta realmente la promesa del Señor o son nuestras nociones e imaginaciones? Para aquellos que creemos en el Señor, todas las cosas deben basarse en Su palabra; no debemos adulterar las palabras del Señor con nuestras propias nociones e imaginaciones y luego afirmar que eso es lo que Él quería decir. ¿No es esto explicar la palabra del Señor a través de nuestras ideas y motivos personales? ¿No es esto distorsionar la palabra del Señor? No podemos basarnos en lo que imaginamos en nuestra mente o en nuestros pensamientos y preferencias para explicar la palabra del Señor. Esto es un error. En Génesis 2:7-8, dice: “Y Jehová Dios formó al hombre a partir del polvo de la tierra e insufló en sus fosas nasales el aliento de vida, y el hombre se convirtió en un alma viva. Y Jehová Dios plantó un jardín en el Edén, al oriente, y puso ahí al hombre, a quien había formado”.* Queda claro que, en el principio, Dios creó al hombre en la tierra y, antes de que Dios creara al hombre, Él primero creó todas las cosas para preparar un ambiente apropiado para nuestra supervivencia. Podemos ver que la voluntad de Dios es que vivamos sobre la tierra. Además, en el padrenuestro, el Señor nos dice que oremos a Dios para que Su reino venga a la tierra. Está profetizado en el Libro del Apocalipsis: ‘El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo’ (Apocalipsis 11:15) y ‘El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos’ (Apocalipsis 21:3). Podemos ver a partir de estos versículos y profecías que el lugar que Dios está preparando para nosotros está en la tierra y que nuestro destino futuro está en la tierra y no arriba en el cielo”. La enseñanza de la hermana Li era totalmente contraria a mis nociones. Simplemente no escuché lo que dijo. Me puse de pie y le expresé, muy enojada: “¡Ya he escuchado suficiente! ¡Durante todos estos años he estado recorriendo las calles, me he esforzado y he sufrido por el Señor para poder subir al cielo! Siempre he anhelado que el Señor me lleve a casa, en el cielo, para ya no sufrir en la tierra, pero tú estás diciendo que nuestro destino final está en la tierra. Esto es simplemente inaceptable para mí”. Después de decir esto, me di la vuelta para marcharme. Mi hermana menor corrió para tratar de hacerme entrar en razón: “Oye, ¿cómo puedes ser tan testaruda? ¿Está bien esta noción a la que te estás aferrando? No conoces el verdadero significado de que el Señor dijera ‘voy y preparo un lugar para vosotros’, sino que simplemente estás siguiendo tu propio parecer. ¿No es eso ser estúpido? ¡Esta no es la clase de actitud que los buscadores de la verdad deben tener! El Señor Jesús, a quien hemos estado anhelando, ya ha regresado: ¡Dios Todopoderoso es el Señor Jesús que ha regresado! ¡Ese libro que te di a leer contiene las declaraciones y palabras personales de Dios! El Señor, cuyo regreso hemos esperado todos los días para que pueda venir a recibirnos, ya ha regresado. Debemos escuchar atentamente. ¡Definitivamente, no podemos perdernos esta oportunidad única en la vida!”

Quedé impactada al oír a mi hermana decir todo esto. Simplemente no me atrevía a creer lo que oía: ¿el Señor ha regresado? ¿Es esto cierto? Luego, mi hermana dijo: “¿Acaso no dijiste antes que las palabras contenidas en este libro vienen del Espíritu Santo? Dijiste que leerlo te había traído un gran sustento, que obtuviste la obra del Espíritu Santo y que tu relación con el Señor fue más cercana. Ahora, piensa en esto: además de las propias palabras del Señor, ¿quién más puede hablar de una forma que logre este tipo de efecto? El Señor ha regresado ahora a llevar a cabo Su obra y a expresar nuevas palabras y podemos saborear la dulzura de las palabras de Dios. Si no buscamos y examinamos esto, si simplemente nos aferramos ciegamente a nuestras propias nociones e imaginaciones y al significado literal de la Biblia, con el tiempo eso nos arruinará. En su época, los fariseos, que eran bien versados en la Biblia, se aferraron ciegamente a la letra de esta, pero no trataron en absoluto de cuestionar si su propio entendimiento de la Biblia era correcto o si se ajustaba a la voluntad de Dios. En cambio, simplemente creyeron que cualquiera que no fuera llamado el Mesías no era el Salvador que habría de venir. Ellos simplemente no examinaron si el camino del Señor Jesús brindaba sustento a la vida del hombre o si podía proporcionar una senda de práctica. Simplemente se apegaron neciamente a sus nociones e imaginaciones y rechazaron ciegamente la salvación del Señor Jesús, y, finalmente, cometieron el atroz pecado de crucificar al Señor. ¡No podemos seguir los pasos de los fariseos y descender por su camino de resistencia a Dios!” Después de escuchar las palabras de mi hermana pensé que lo que ella decía era razonable. Solo las palabras del Señor son la solución a un espíritu reseco. Recordé cómo, desde que comencé a leer este libro, mi estado espiritual verdaderamente había mejorado cada vez más. Me dio fe en Dios y pude sentir la presencia del Señor. Incluso llegué a comprender algunas verdades. ¿Podría ser que las palabras de este libro verdaderamente fueran las declaraciones del Señor que ha regresado? El regreso del Señor es algo extraordinario. Yo sabía que no podía rechazar y juzgar esto ciegamente, sino que tenía que hacer un esfuerzo por estudiarlo y buscarlo. ¡No podía ser como aquellos fariseos que no buscaban la verdad sino que solo se aferraban a sus nociones y se resistían a Dios! En aquel momento me sentí tanto gratamente sorprendida como atemorizada. Gratamente sorprendida, porque creía en el Señor y anhelaba que regresara y me aceptara en el reino de los cielos donde pudiera vivir una vida libre de preocupaciones, donde ya no tuviera que vivir una vida de dificultades en la tierra, y ese día escuché la noticia del regreso del Señor. Fue algo verdaderamente gozoso y monumental. Tenía miedo porque si Dios Todopoderoso es el Señor que ha regresado, entonces mi sueño de esperar que el Señor me llevara al reino de los cielos se haría pedazos. […] Mi corazón estaba totalmente confundido: estaba plagado de distintas emociones. En esta impotencia, todo lo que pude hacer fue recurrir al Señor en oración: “¡Oh, Señor! Cada día he esperado que vengas para llevarme a Tu hogar celestial, pero ellos dicen que el lugar que Tú has preparado como mi destino final está aquí en la tierra. Yo verdaderamente soy incapaz de enfrentar este hecho. Realmente no quiero seguir viviendo una vida tan dura en la tierra. ¡Oh, Señor! En este momento mi corazón está sufriendo mucho; por favor, ayúdame y guíame de aquí en adelante”. Después de orar, vinieron a mi mente estas palabras del Señor Jesús: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3). ¡Es cierto! Al Señor le agradan aquellos que son pobres de espíritu, que buscan la verdad y solo ellos pueden entrar en el reino de los cielos. Yo debo ser pobre de espíritu: solo escuchar cuidadosamente su enseñanza está alineado con la voluntad del Señor.

Justo en ese momento, la hermana Li expresó: “El Señor dijo: ‘Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios’ (Mateo 5:8). Debemos escuchar la palabra del Señor; debemos ser puros de corazón para acoger el regreso del Señor. Aunque la obra que Dios lleva a cabo hoy no se ajuste a nuestras nociones o imaginaciones, todo lo que Dios hace es bueno; todo es por el bien de la humanidad y todo contiene la voluntad de Dios; en ella hay verdad que debemos buscar. Si no tenemos un entendimiento profundo, primero debemos hacernos a un lado y esforzarnos por buscar la verdad de modo que podamos recibir el esclarecimiento de Dios y comprender Su voluntad. Hermana, por favor, abre tu corazón y comparte cualquier cosa que todavía no tengas clara y podemos buscarlo juntas en comunión”. Sentí que lo que la hermana Li dijo tenía sentido y que debía calmarme y buscar, así que dije: “Hermana, hay una cosa que no comprendo. ¿Por qué nuestro destino final no estaría en el cielo sino, más bien, aquí en la tierra?” La hermana Li encontró Juan 3:13 “Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo” y Isaías 66:1 “El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies”, y me dio estos dos versículos para que los leyera. Luego dio enseñanza sobre el significado de estos dos pasajes. Su enseñanza trajo repentinamente luz a mi corazón: yo ya estaba familiarizada con estos versículos de la Biblia; así pues ¿realmente no había yo reflexionado antes en ellos? El Señor dice muy claramente que excepto por el Hijo del hombre que descendió del cielo, ningún hombre puede ascender a él, pues el cielo es el trono de Dios y la tierra es Su escabel; así pues, ¿cómo podría el hombre ser digno de subir al cielo? Dios creó al hombre en la tierra y hace que vivamos en ella. Desde el día mismo en el que Dios creó al hombre, este ha vivido y se ha multiplicado en la tierra, generación tras generación. Toda la obra de Dios de salvar a la humanidad también se ha llevado a cabo en la tierra. Esto fue predestinado por Dios hace mucho tiempo y es algo que nadie puede cambiar. Continuó y entrelazó la Biblia en su enseñanza y habló acerca de cómo el Señor dijo que Él prepararía un lugar para nosotros. Explicó que esto se refería a la aparición de Dios encarnado y a Su obra en la tierra en los últimos días y que Él había predestinado que naciéramos en los últimos días, que escucháramos Su voz, que fuéramos capturados delante del trono de Dios, que aceptáramos Su juicio y purificación de los últimos días y, finalmente, que fuéramos guiados hacia el reino de Dios. Este es el verdadero significado de las palabras “donde yo estoy, allí estéis también vosotros” (Juan 14:3). ¡Vi que el reino de Dios está, en realidad, sobre la tierra y que el destino final de la humanidad está en ella y no en el cielo! Todo ese tiempo había estado viviendo dentro de mis propias nociones e imaginaciones; había limitado el regreso de Dios a simplemente llevarme al cielo a vivir, ¡pero eso no estaba, en absoluto, alineado con la voluntad del Señor ni con los hechos! Sin embargo, como yo todavía no estaba dispuesta a vivir este tipo de vida en la tierra, siendo afligida por Satanás. Luego le expliqué a la hermana Li lo que pensaba.

Después de escucharme, la hermana Li abrió La Palabra manifestada en carne y me leyó un pasaje de la palabra de Dios Todopoderoso: “Una vida en el reposo es una vida sin guerra, sin inmundicia, sin una persistente injusticia. Es decir, sin el acoso de Satanás (aquí ‘Satanás’ se refiere a las fuerzas hostiles), ni la corrupción de Satanás, así como la invasión de cualquier fuerza que se oponga a Dios. Todos siguen a los de su propia especie y adoran al Señor de la creación. El cielo y la tierra están completamente tranquilos. Esta es la vida apacible de la humanidad. […] Después de que Dios y el hombre entren en el reposo, Satanás ya no existirá y, como Satanás, esa gente malvada tampoco existirá. Antes de que Dios y el hombre entren en el reposo, esos malvados individuos que una vez persiguieron a Dios sobre la tierra y los enemigos que fueron desobedientes a Él sobre la tierra ya habrán sido destruidos; los grandes desastres de los últimos días los habrán destruido. Después de que esos malvados individuos hayan sido destruidos por completo, la tierra nunca más volverá a conocer la persecución de Satanás. La humanidad obtendrá la salvación completa y sólo entonces será que la obra de Dios termine por completo. Estos son los prerrequisitos para que Dios y el hombre entren en el reposo” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”).

A través de la lectura de las palabras de Dios Todopoderoso llegué a comprender que, aunque seguiremos viviendo en la tierra, una vez que Dios dé por concluida Su etapa final de la obra de salvar a la humanidad, Satanás será destruido, y, en nuestra vida terrenal, jamás volveremos a ser molestados por él, jamás volveremos a afanarnos ni estaremos angustiados y no habrá lágrimas ni suspiros. Será como cuando Adán y Eva vivían en el Jardín del Edén. Seremos libres de adorar a Dios y viviremos una vida hermosa y bendecida donde Dios está con el hombre. Este es el destino final de la humanidad y esto es lo que Dios finalmente llevará a cabo en Su obra de los últimos días. ¡Es fantástico, en verdad! En ese momento, exclamé: “¿Quién podría explicar tan claramente el destino final de la humanidad? ¿Quién podría planear el resultado de la humanidad? ¡Solo Dios podría hacer esto!” Reconocí la voz de Dios dentro de las palabras de Dios Todopoderoso ¡y vi que la obra de Dios Todopoderoso es la aparición y la obra de Dios! Las nociones que había dentro de mí finalmente se habían disipado y acepté alegremente la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, regresando ante el trono de Dios.

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.