Recientemente, muchos hermanos y hermanas nos escribieron que dábamos testimonio de que el Señor Jesús ha regresado, sin embargo, Él dijo claramente “¡Consumado es!” cuando fue crucificado. ¿Esto no demuestra que la obra de la salvación de la humanidad de Dios fue concluida en ese momento? Y cuando el Señor venga, debe de llevarnos al reino de los cielos directamente, ¿cómo es posible que haga una nueva obra? ¿Qué es el verdadero significado de la expresión “¡Consumado es!”?
Podemos echar una mirada retrospectiva al final de la Era de la Ley, en esa época, toda la humanidad fue corrompida profundamente y no pudo guardar las leyes enfrentando el peligro de ser condenada a la muerte por ellas. Por ende, para cargar con nuestros pecados y redimirnos de ellos, el Señor Jesús se hizo carne y fue clavado en la cruz para que fuéramos perdonados. Gracias a la redención del Señor, podemos escapar de la condenación de las leyes siendo cualificados para orar, confesar y arrepentirnos ante Él cuando cometemos pecados de nuevo, disfrutando al mismo tiempo de Sus gracias y bendiciones. Este es el resultado logrado por la obra redentora del Señor Jesús. Tal como dice la Biblia: “Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados” (Isaías 53:5). Así que, la expresión “¡Consumado es!” que dijo el Señor Jesús solo se refiere a la conclusión de la obra redentora, no a la obra completa de la salvación de la humanidad.
Dios dice: “En ese momento, la obra de Jesús era la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvo y ser justificado por fe. Sin embargo, seguía habiendo en quienes creían algo rebelde y opuesto a Dios, y que había que seguir quitando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados: si creías, ya no pertenecías al pecado”.
“Aunque el hombre ha sido redimido y se le han perdonado sus pecados, sólo se considera que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre vive en la carne y no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando interminablemente el carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayoría de los hombres pecan durante el día y se confiesan por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para ellos, no podría salvarlos del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación […]”.
“Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios”.
De “La Palabra manifestada en carne”
A pesar de que hemos sido perdonados gracias a la redención del Señor Jesús, y que no ya pertenecemos al pecado, pero esto no demuestra que no volvemos a pecar. Ya que esto solo significa que el Señor ya no mira nuestros pecados y no nos trata como pecadores. Y innegablemente, aún tenemos naturaleza pecaminosa, vivimos en un círculo de pecar durante el día y confesar por la noche. Dios dice: “[…] seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). El carácter de Dios es justo y santo, Él mismo es quien vigila la puerta del Reino, ahora todavía estamos viviendo en el pecado y llenos de las impurezas y corrupciones, absolutamente, no somos dignos de ver el rostro del Señor. Solo si desechemos de la esclavitud y la restricción del pecado, y no volvamos a pecar y a resistirnos a Dios, convirtiéndonos en el que obedece, venera y ama a Dios, merecemos entrar en Su reino. Por lo tanto, ‘¡Consumado es!’ se refiere a la terminación de la obra redentora en lugar de la de la salvación de la humanidad.
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