Las palabras relevantes de Dios:
Después de que Dios realizara la obra de la Era de la Ley, se creó el Antiguo Testamento, y fue entonces cuando la gente comenzó a leer la Biblia. Después de que viniera Jesús, Él realizó la obra de la Era de la Gracia, y Sus apóstoles escribieron el Nuevo Testamento. Así se crearon el Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia y, aún hoy, todos los que creen en Dios han estado leyendo la Biblia. La Biblia es un libro de historia. Por supuesto, también contiene algunas de las predicciones de los profetas, que no son historia en absoluto. La Biblia incluye varias partes; no sólo hay profecía, o sólo la obra de Jehová, o las epístolas paulinas. Debes saber cuántas partes incluye; el Antiguo Testamento consta de Génesis, Éxodo…, y también los libros de profecía que escribieron los profetas. Finalmente, el Antiguo Testamento termina con el libro de Malaquías. Registra la obra de la Era de la Ley, dirigida por Jehová; desde Génesis hasta el libro de Malaquías, es un relato exhaustivo de toda la obra de la Era de la Ley. Es decir, el Antiguo Testamento registra todo lo experimentado por las personas que fueron guiadas por Jehová en la Era de la Ley. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, el gran número de profetas levantados por Jehová profetizó en Su nombre, dio instrucciones a diversas tribus y naciones, y predijo la obra que Jehová haría. Este había dado el Espíritu de profecía a todas estas personas que había levantado: eran capaces de ver Sus visiones, de oír Su voz; por tanto, estaban inspiradas por Él y escribían profecía. La obra que hacían era la expresión de la voz de Jehová, la expresión de Su profecía, y la obra de Jehová en ese momento era simplemente guiar a las personas usando el Espíritu; Él no se hizo carne, y las personas no veían Su rostro. Por tanto, levantó muchos profetas para hacer Su obra, y les dio oráculos que transmitieron a cada tribu y clan de Israel. Su trabajo era hablar profecía, y algunos escribieron las instrucciones de Jehová para mostrarlas a otros. Él levantó a estas personas para hablar profecía, predecir la obra del futuro o la que aún debía hacerse durante ese tiempo, de forma que las personas pudieran ver las maravillas y la sabiduría de Jehová. Estos libros de profecía eran bastante diferentes de los demás libros de la Biblia; eran palabras habladas o escritas por aquellos a los que se había dado el Espíritu de profecía; por aquellos que habían obtenido de Jehová las visiones o la voz. Aparte de los libros de profecía, todo lo demás en el Antiguo Testamento está compuesto por registros hechos por personas después de que Jehová hubiera terminado Su obra. Estos libros no pueden reemplazar a la predicción hablada por los profetas levantados por Jehová, del mismo modo que Génesis y Éxodo no pueden compararse con el libro de Isaías ni el de Daniel. Las profecías se hablaron antes de que la obra se hubiera llevado a cabo; los otros libros, entretanto, se escribieron después de que la obra hubiera terminado, lo cual era lo que las personas eran capaces de hacer. Los profetas de esa época fueron inspirados por Jehová y hablaron algo de profecía, muchas palabras, y profetizaron las cosas de la Era de la Gracia, así como la destrucción del mundo en los últimos días: la obra que Jehová planeó hacer. Todos los libros restantes registran la obra realizada por Jehová en Israel. Por tanto, cuando lees la Biblia, estás leyendo principalmente acerca de lo que Jehová hizo en Israel; el Antiguo Testamento de la Biblia registra principalmente la obra de Jehová de guiar a Israel, Su uso de Moisés para llevar a los israelitas fuera de Egipto, quien los liberó de los grilletes de Faraón y los llevó al desierto, tras lo cual entraron en Canaán y todo lo siguiente fue su vida allí. Todo lo demás está compuesto por relatos de la obra de Jehová a lo largo y ancho de Israel. Todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Jehová en Israel, la obra que Él llevó a cabo en la tierra en la que hizo a Adán y Eva. Desde el momento en que Dios comenzó oficialmente a guiar a las personas sobre la tierra después de Noé, todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Israel. ¿Y por qué no se registra ninguna obra más allá de Israel? Porque esa tierra es la cuna de la humanidad. En el principio, no había otros países además de Israel, y Jehová no obró en ningún otro lugar. De esta forma, lo que se registra en el Antiguo Testamento de la Biblia es puramente la obra de Dios en Israel en ese momento. Las palabras habladas por los profetas, por Isaías, Daniel, Jeremías y Ezequiel… sus palabras predicen Su otra obra sobre la tierra, la obra de Jehová Dios mismo. Todo esto venía de Dios, era la obra del Espíritu Santo, y aparte de estos libros de los profetas, todo lo demás es un relato de las experiencias de la obra de Jehová por parte de las personas en ese momento.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
¿Qué tipo de libro es la Biblia? El Antiguo Testamento es la obra de Dios durante la Era de la Ley. El Antiguo Testamento de la Biblia registra toda la obra de Jehová durante dicha era y Su obra de creación. En su totalidad, registra la obra realizada por Jehová, y acaba finalmente los relatos de la misma con el libro de Malaquías. El Antiguo Testamento registra dos partes de la obra realizada por Dios: una es la obra de la creación, y la otra es el decreto de la ley. Ambas fueron realizadas por Jehová. La Era de la Ley representa la obra de Dios bajo el nombre de Jehová. Es la totalidad de la obra realizada principalmente bajo el nombre de Jehová. Así pues, el Antiguo Testamento registra la obra de Jehová, y el Nuevo la de Jesús, llevada a cabo principalmente bajo el nombre de Jesús. La mayor parte del sentido del nombre de Jesús y de la obra que Él hizo se registra en el Nuevo Testamento. En el tiempo del Antiguo Testamento, Jehová edificó el templo y el altar en Israel, guio la vida de los israelitas sobre la tierra, demostrando que eran Su pueblo escogido, el primer grupo de personas que seleccionó en la tierra y que estaban conformes a Su propio corazón, el primer grupo de personas que Él guio personalmente. Las doce tribus de Israel fueron los primeros escogidos de Jehová, y por tanto Dios siempre obró en ellos, justo hasta el momento en que concluyó la obra de Jehová de la Era de la Ley. La segunda etapa de obra fue la de la Era de la Gracia del Nuevo Testamento, y se llevó a cabo en medio del pueblo judío, entra una de las doce de Israel. El ámbito de esta obra fue menor porque Jesús era Dios hecho carne. Jesús sólo obró a lo largo y ancho de la tierra de Judea, y sólo hizo tres años y medio de obra; por tanto, lo que se registra en el Nuevo Testamento está lejos de poder superar la cantidad de obra registrada en el Antiguo.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
A la Biblia también se la denomina Antiguo y Nuevo Testamento. ¿Sabéis a qué se refiere “testamento”? El “testamento” en el Antiguo Testamento procede del pacto de Jehová con el pueblo de Israel cuando mató a los egipcios y salvó a los israelitas de Faraón. Por supuesto, la prueba de este pacto fue la sangre del cordero embadurnada en los dinteles, por medio de la cual Dios estableció un pacto con el hombre, en el que se estableció que todos aquellos que tuvieran sangre de cordero en la parte superior y los lados del marco de la puerta eran israelitas, el pueblo escogido de Dios, y Jehová los salvaría (porque Jehová estaba a punto de matar a todos los hijos primogénitos de Egipto y a los primogénitos de las ovejas y el ganado). Este pacto tiene dos niveles de significado. Jehová no salvaría a nadie del pueblo o del ganado de Egipto; mataría a todos sus hijos primogénitos y a los primogénitos de ovejas y ganado. Por tanto, en muchos libros de profecía se predijo que los egipcios serían duramente castigados como consecuencia del pacto de Jehová. Este es el primer nivel de significado del pacto. Jehová mató a los primogénitos de Egipto y a los de su ganado, y salvó a todos los israelitas, lo que significa que Él apreciaba a todos los que eran de la tierra de Israel, y los salvaría a todos; Él deseaba hacer una obra a largo plazo en ellos, y estableció el pacto con ellos usando sangre de cordero. Desde ahí en adelante, Jehová no mataría a los israelitas, y dijo que serían para siempre Sus escogidos. Entre las doce tribus de Israel, emprendería Su obra para toda la Era de la Ley, revelaría todas Sus leyes a los israelitas, y elegiría entre ellos profetas y jueces, y estarían en el centro de Su obra. Jehová hizo un pacto con ellos: a no ser que la era cambiara, Él sólo obraría entre los escogidos. El pacto de Jehová era inmutable, porque se hizo en sangre, y se estableció con Su pueblo escogido. Más importante es que Él había escogido un ámbito y un objetivo apropiados por medio de los cuales emprender Su obra para toda la era, y por tanto el pueblo vio el pacto como especialmente importante. Este es el segundo nivel de significado del pacto. Con la excepción del Génesis, que fue antes del establecimiento del pacto, todos los demás libros del Antiguo Testamento registran la obra de Dios entre los israelitas después del establecimiento del mismo. Por supuesto, hay relatos ocasionales de los gentiles, pero en general, el Antiguo Testamento registra la obra de Dios en Israel. Debido al pacto de Dios con los israelitas, los libros escritos durante la Era de la Ley se llaman el Antiguo Testamento. Se llaman así por el pacto de Jehová con los israelitas.
El Nuevo Testamento se llama así por la sangre derramada por Jesús en la cruz y Su pacto con todos aquellos que creyeron en Él. El pacto de Jesús fue este: las personas no tenían sino que creer en Él para que sus pecados fueran perdonados por la sangre que Él derramó, y así serían salvos, nacerían de nuevo a través de Él, y ya no serían más pecadores; las personas no tenían sino que creer en Él para recibir Su gracia, y no sufrirían en el infierno tras su muerte. Todos los libros escritos durante la Era de la Gracia llegaron después de este pacto, y todos registran la obra y las declaraciones contenidas en él. No van más allá de la salvación de la crucifixión del Señor Jesús o del pacto; son todos libros escritos por los hermanos en el Señor que tuvieron experiencias. Así pues, estos libros también se llaman así por un pacto: se llaman el Nuevo Testamento. Estos dos testamentos incluyen sólo la Era de la Ley y la de la Gracia, y no tienen relación con la era final.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”
Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y que no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús sobre la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como el trabajo de Pablo; ¿no son estos registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las hace historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente, ¡porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si sólo entiendes la Biblia, y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y si crees en Dios pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra, no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no letras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia; pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”
La Biblia es un registro histórico de la obra de Dios en Israel, y documenta muchas de la predicción de antiguos profetas, así como algunas de las declaraciones de Jehová en Su obra en ese momento. Por tanto, todas las personas consideran este libro como santo (porque Dios es santo y grande). Por supuesto, esto es todo un resultado de su reverencia por Jehová y su adoración de Dios. Las personas se refieren así a este libro, sólo porque las creaciones de Dios son tan veneradoras y adoradoras de su Creador, y están incluso aquellos que catalogan a este libro de libro celestial. En realidad, es simplemente un registro humano. Jehová no lo tituló personalmente ni guió su creación. Es decir, el autor de este libro no es Dios, sino los hombres. La Santa Biblia sólo es el título respetuoso que el hombre le ha dado. No fue decidido por Jehová y Jesús tras un debate entre Ellos; no es nada más que una idea humana. Porque Jehová no escribió este libro, y mucho menos Jesús, sino que son los relatos escritos por muchos antiguos profetas, apóstoles y adivinos, recopilados por generaciones posteriores en un libro de escritos antiguos que, para las personas, parece especialmente santo, un libro que en su opinión contiene muchos misterios insondables y profundos que están esperando a ser descubiertos por generaciones futuras. Así pues, las personas están aún más dispuestas a creer que este libro es un libro celestial. Con el añadido de los Cuatro Evangelios y el libro del Apocalipsis, la actitud de las personas hacia él es particularmente diferente de la que tienen hacia cualquier otro libro y, por tanto, nadie se atreve a diseccionar este “libro celestial”, porque es demasiado “sagrado”.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”
Hoy, estoy diseccionando la Biblia de esta forma y eso no significa que la aborrezca, o que niegue su valor como referencia. Te estoy explicando y aclarando el valor inherente y los orígenes de la Biblia para que no sigas atrapado en las tinieblas. Porque las personas tienen muchas opiniones sobre ella, y la mayoría de ellas son equivocadas; leer la Biblia de esta forma no sólo evita que obtengan lo que deberían, sino, más importante, obstaculiza la obra que pretendo hacer. Interfiere tremendamente con la obra del futuro, y sólo ofrece inconvenientes, no ventajas. Por tanto, lo que te estoy enseñando es simplemente la esencia y la historia interna de la Biblia. No te estoy pidiendo que no la leas, o que vayas por ahí proclamando que está desprovista de valor, sino solo que tengas el conocimiento y la opinión correctos de ella. ¡No seas demasiado parcial! Aunque la Biblia es un libro de historia escrito por los hombres, también documenta muchos de los principios por los cuales los antiguos santos y profetas servían a Dios, así como las experiencias de los apóstoles recientes en su servicio a Él; todo lo cual fue verdaderamente visto y conocido por estas personas, y puede servir de referencia para las personas de esta era en su búsqueda del camino verdadero. Por tanto, al leer la Biblia, las personas también pueden aprender muchos caminos de vida que no pueden encontrarse en otros libros. Estos caminos son los caminos de vida de la obra del Espíritu Santo, experimentados por profetas y apóstoles en eras pasadas; muchas de las palabras son valiosas y pueden proveer lo que las personas necesitan. Por tanto, a todas las personas les gusta leer la Biblia. Como hay tanto escondido en ella, las opiniones de las personas sobre ella son diferentes de las que tienen sobre los escritos de grandes figuras espirituales. La Biblia es un registro y una colección de las experiencias y el conocimiento de personas que sirvieron a Jehová y Jesús en la antigua era y en la nueva; así, generaciones posteriores han sido capaces de obtener de ella mucha ilustración, iluminación y sendas para practicar. La razón por la que la Biblia es más elevada que los escritos de cualquier gran figura espiritual es que sus escritos se sacan de la Biblia, sus experiencias proceden todas de ella, y todos la explican. Así pues, aunque las personas puedan obtener provisión de los libros de cualquier gran figura espiritual, siguen adorando la Biblia, ¡porque parece muy elevada y profunda para ellos! Aunque la Biblia reúne algunos de los libros de las palabras de vida, como las epístolas de Pablo y las de Pedro, y aunque estos libros pueden proveer para las personas y ayudarles, los mismos siguen siendo obsoletos, siguen perteneciendo a la era antigua, y por muy buenos que sean, sólo son apropiados para un período, y no son eternos. Y es que la obra de Dios siempre está desarrollándose, y no puede simplemente detenerse en la época de Pablo y Pedro, o permanecer siempre en la Era de la Gracia en la que Jesús fue crucificado. Por tanto, estos libros sólo son apropiados para la Era de la Gracia, no para la del Reino de los últimos días. Sólo pueden proveer para los creyentes de la Era de la Gracia, no para los santos de la Era del Reino; y por muy buenos que sean, siguen siendo obsoletos. Ocurre lo mismo con la obra de creación de Jehová o Su obra en Israel: por muy grande que fuera, llegaría a estar obsoleta, y llegaría el tiempo en el que pasaría. La obra de Dios también es igual: es grande, pero llegará un momento en el que termine; no siempre puede permanecer en medio de la obra de la creación ni entre la de la crucifixión. No importa cuán convincente fue la obra de la crucifixión ni lo efectiva que fue en la derrota de Satanás; la obra sigue siendo, después de todo, obra, y las eras siguen siendo, después de todo, eras. La obra no siempre puede permanecer sobre el mismo fundamento ni los tiempos pueden permanecer inmutables, porque existió la creación y también existirán los últimos días. ¡Es inevitable! Por consiguiente, las palabras de vida del Nuevo Testamento —las epístolas de los apóstoles y los Cuatro Evangelios— han pasado hoy a ser libros históricos, viejos almanaques; ¿y cómo podrían los viejos almanaques llevar a las personas a la nueva era? Independientemente de lo capaces que sean estos almanaques de proveer vida a las personas y de llevarlas a la cruz, ¿no están obsoletos? ¿No están desprovistos de valor? Por tanto, digo que no deberías creer ciegamente en estos almanaques. Son demasiado antiguos, no pueden llevarte a la nueva obra, y sólo pueden ser una carga para ti. No sólo no pueden llevarte a la nueva obra, y a nueva entrada, sino que te conducen a viejas iglesias religiosas; y si así fuera, ¿no estarías retrocediendo en tu creencia en Dios?
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”
¿Quieres saber si tus formas de leer la Biblia son correctas? ¿Cómo leer la Biblia para entender mejor la voluntad de Dios? Lee este artículo, te responderá.
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