¿Cuál es el nombre de Dios en los últimos días?

Al oír todo aquello me vino una repentina ráfaga de conocimiento. Exclamé con alegría: “¡Gracias al Señor! Ya por fin entiendo que, en la Biblia, ‘para siempre’ y ‘de mí de generación en generación’ significan que el nombre de Dios permaneció igual en aquellas eras, no que Su nombre no pudiera cambiar jamás. El nombre de Dios cambia cuando cambia Su obra; siempre cambia a la par que las eras. Es decir, cuando Dios despliegue Su nueva obra en los últimos días, sin duda tendrá un nombre nuevo”.
El hermano Wang habló: “¡Da gracias al Señor! Es maravilloso que puedas tener esta clase de comprensión. En cuanto a si cambiará o no el nombre de Dios, realmente no podemos delimitar a Dios dentro de nuestras nociones y fantasías. Según la Biblia: ‘¿Quién ha medido las aguas en el cuenco de su mano y los cielos con el palmo […]? ¿Quién ha dirigido al Espíritu de Jehová o, siendo Su consejero, le ha enseñado?’* (Isaías 40:12-13). Dios es el Señor de la creación y Su pensamiento supera al de la humanidad entera. Todo cuanto Dios hace rebosa sabiduría y cuando adopta un nombre hay sabiduría en ello. Cuando cambia de nombre, en él se encuentra, en concreto, Su maravillosa voluntad; algo que nosotros, como seres humanos, no podemos comprender en absoluto. Sólo si buscamos humildemente podemos entender el misterio que hay en ello. Ahora comprendemos que ningún nombre de Dios puede representar plenamente la totalidad de la obra y del carácter de Dios. Además, en cualquier era, la obra de Dios es únicamente una parte de Su obra y lo que Él nos revela, únicamente una parte de Su carácter. No nos ha revelado íntegramente Su obra y Su carácter, por lo que nuestro entendimiento de Dios sigue siendo limitado. Si simplemente nos aferráramos a un nombre de Dios, ¡sería muy fácil delimitar y oponernos a Dios! Igual que los fariseos, que vivían inmersos en sus nociones y fantasías, ateniéndose literalmente a la Escritura con obstinación y creyendo que cuando viniera Dios seguro que lo llamarían Mesías. Entonces, cuando vino con el nombre de Jesús para realizar la obra de redención, se negaron a aceptarlo. Aun cuando veían que las palabras y la obra del Señor Jesús poseían autoridad y poder, seguían sin buscarlas ni investigarlas, oponiéndose frenéticamente a la nueva obra de Dios. Se aliaron con el Gobierno romano para crucificar al Señor Jesús en lo que fue un pecado monstruoso que les granjeó el castigo de Dios. Por eso, en cuanto a los cambios de nombre de Dios, lo único que hay que hacer es mantener un corazón que lo venere, olvidarnos de nuestras nociones y fantasías, buscar más la verdad y sopesar las cosas de acuerdo con las palabras de Dios. ¡No podemos cometer el mismo error desastroso que los fariseos!”.
Al oír esto dije con una prolongada sensación de azoramiento: “Así es. Los fariseos eran muy arrogantes, sólo se aferraban en vano al nombre Mesías a raíz de sus nociones y fantasías, mientras se negaban a admitir que el Señor Jesús era Dios. Tampoco tenían un corazón humilde de búsqueda, sino que se oponían y condenaban disparatadamente al Señor. Por consiguiente, atrajeron para sí la catástrofe, ¡una auténtica advertencia para nosotros! ¡Demos gracias a Dios por guiarnos! Con tus enseñanzas de hoy ya doy por seguro que Dios tendrá un nombre nuevo en los últimos días. En caso contrario, es muy probable que también creyera que solamente podría llamarse Jesús. ¿Eso no sería, precisamente, delimitar a Dios según mis nociones y fantasías? Si no conocemos la verdad, como seres humanos tenemos muchas probabilidades de tomar la misma senda que los fariseos, ¡lo cual tiene unas consecuencias impensables!”. En ese momento me vino a la cabeza que, dado que Dios adoptará un nombre nuevo cuando regrese en los últimos días, ¿cuál será ese nombre? También le hice esta pregunta al hermano Wang.
Observó: “Debemos abordar nuestra fe basándonos en las palabras de Dios. Sobre todo, tenemos que seguir Sus palabras en todo cuanto tenga que ver con la obra o el nombre de Dios. De hecho, hay fundamentos bíblicos para el nombre que adopta Dios en cada etapa de Su obra. Hay profecías bíblicas acerca del nombre de Dios en los últimos días: ‘Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso’ (Apocalipsis 1:8). ‘Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina’ (Apocalipsis 19:6). ‘Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir’ (Apocalipsis 4:8). ‘Te damos gracias, oh Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar’ (Apocalipsis 11:17). En todos estos versículos bíblicos se cita al ‘Todopoderoso’. En estas profecías vemos que, cuando regrese el Señor, el nombre de Dios pasará a ser ‘Todopoderoso’”. Dicho esto, el hermano Wang me pasó el libro. A continuación afirmó: “Si lees esto, comprenderás por qué el Señor quiere adoptar este nombre para Su regreso en los últimos días”.
Tomé el libro y leí: “La obra de Dios a lo largo de toda Su gestión es perfectamente clara: la Era de la Gracia es la Era de la Gracia, y los últimos días son los últimos días. Existen claras diferencias entre cada era, porque en cada una de ellas Dios hace una obra que representa a esa era. Para que se lleve a cabo la obra de los últimos días, debe haber fuego, juicio, castigo, ira y destrucción que pondrán fin a la era. Los últimos días se refieren a la era final. Durante esta, ¿no pondrá Dios fin a la era? Para finalizar la era, Dios debe traer consigo castigo y juicio. Sólo así puede Él poner fin a la era. […] Por tanto, durante la Era de la Ley, el nombre de Dios fue Jehová, y en la Era de la Gracia el nombre de Jesús representaba a Dios. Durante los últimos días, Su nombre es Dios Todopoderoso, el Todopoderoso, y usa Su poder para guiar al hombre, conquistarlo, ganarlo y, finalmente, concluir la era” (“La visión de la obra de Dios (3)”). El hermano Wang siguió hablando: “Dios es el Dios sabio y omnipotente y todo cuanto hace tiene pleno sentido. Lo llamarán Todopoderoso en los últimos días porque va a poner fin a la era; va a llevar a cabo la obra de clasificar a las personas por tipos, premiar el bien y castigar el mal. Por tanto, cuando regrese el Señor en los últimos días, deberá aparecerse a la humanidad con un carácter justo, majestuoso, airado e inviolable para mostrar al mundo el carácter inherente a Dios y lo que Él tiene y es. Con este carácter juzga y castiga la corrupción e iniquidad de toda la humanidad, de modo que nos salva plenamente del pecado para que podamos recobrar nuestra santidad humana original. Dios quiere que entendamos que no sólo es capaz de crear todas las cosas, sino también de gobernarlas; que Él no sólo puede ser el sacrificio por los pecados de la humanidad, sino también expresar palabras que perfeccionan, transforman y purifican al hombre; que es el Alfa y la Omega, y Sus maravillas y actos son insondables para cualquier hombre. Dios es el formidable Todopoderoso”.
La confusión de mi corazón se había aclarado totalmente para entonces. Muy conmovido, exclamé: “¡Gran verdad! Dios es el Señor de toda la creación. Es omnipotente y está lleno de autoridad. En los últimos días se nos aparecerá para revelar todo Su carácter y, según las profecías, lo llamarán Todopoderoso a Su regreso. ¡Demos gracias al Señor! Por fin entiendo los misterios subyacentes a los nombres de Dios gracias a lo que hemos hablado hoy. Tengo que compartir esta verdad lo antes posible con los demás hermanos y hermanas para que todos dejen atrás sus nociones y fantasías, escuchen la buena nueva del Todopoderoso ¡y reciban el regreso del Señor!”.
El hermano Wang replicó: “¡Doy gracias al Señor! Todo esto que sabemos ahora es fruto de la guía de Dios. Como predicadores, sin duda alguna debemos guiar a nuestros hermanos y hermanas para que conozcan la verdad y sigan las huellas del Cordero, de modo que puedan asistir a Su banquete. Esta es la comisión que el Señor nos ha encomendado”. Asentí enérgicamente con la cabeza y dije: “Pues vayamos juntos a compartir estas enseñanzas con nuestros hermanos y hermanas”.
Sonriendo, me contestó: “Estupendo, vamos”.
Juntos partimos hacia la iglesia
Nota al pie:
a. El texto original dice “que es”.
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"Jehová" y "Jesús" fueron los nombres de Dios en la Era de la Ley y la Era de la Gracia, y el Apocalipsis profetiza que Dios tendrá un nuevo nombre en los últimos días. ¿Por qué se le dan diferentes nombres a Dios en distintas eras? ¿Qué trascendencia tienen los dos nombres, "Jehová" y "Jesús"? Este breve vídeo te ayudará a descubrir este misterio.

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