La palabra de Dios Todopoderoso | La obra en la era de la ley




La palabra de Dios dice :

Antes de los dos mil años durante los cuales Jehová hizo Su obra, el hombre no sabía nada, y casi toda la humanidad había caído en la depravación hasta que, antes de la destrucción del mundo por el diluvio, había llegado a un grado de promiscuidad y corrupción en el que sus corazones estaban vacíos de Jehová, y aún más vacíos de Su camino. Nunca comprendieron la obra que Jehová iba a realizar; carecían de razonamiento, y aún más de conocimiento y, como máquinas que respiran, eran sumamente ignorantes acerca del hombre, de Dios, el mundo, la vida y demás. Se involucraron en muchas seducciones sobre la tierra, como la serpiente, y dijeron muchas cosas ofensivas a Jehová, pero dada su ignorancia, Jehová no los castigó ni los disciplinó. Solamente fue después del diluvio, cuando Noé tenía 601 años, que Jehová se le apareció oficialmente a Noé para guiarlo a él y a su familia, dirigiendo a las aves y las bestias que sobrevivieron el diluvio junto a Noé y sus descendientes, hasta el final de la Era de la Ley: 2500 años en total. Él estuvo obrando en Israel, es decir, obrando formalmente, durante un total de 2000 años, y obrando dentro y fuera de Israel simultáneamente durante 500 años, sumando un total de 2500 años. Durante este periodo, enseñó a los israelitas que para servir a Jehová debían construir un templo, llevar vestidos sacerdotales y entrar descalzos al templo al amanecer, no fuera que su calzado mancillara el templo y se enviara sobre ellos fuego desde lo alto del templo y los quemara hasta la muerte. Llevaban a cabo sus deberes y se sometían a los planes de Jehová. Oraban a Jehová en el templo y después de recibir Su revelación, es decir después de haber hablado Jehová, guiaban a las multitudes y les enseñaban que debían mostrar reverencia hacia Jehová, su Dios. Y Jehová les dijo que debían construir un templo y un altar, y que en el momento señalado por Jehová, es decir, en la Pascua, debían preparar terneros y corderos recién nacidos para colocar sobre el altar como sacrificios para servir a Jehová, a fin de refrenarlos y poner en sus corazones la reverencia hacia Jehová. La medida de su lealtad hacia Jehová se determinaba por su obediencia a esta ley. Jehová también estableció para ellos el día de reposo, el séptimo día de Su creación. Estableció el día después del día de reposo como el primer día, un día para que ellos alabaran a Jehová, le ofrecieran sacrificios y tocaran música para Él. En este día, Jehová convocaba a todos los sacerdotes para dividir los sacrificios sobre el altar para que comiese la gente, de manera que disfrutaran los sacrificios del altar de Jehová. Y Jehová dijo que eran benditos, que compartían una porción con Él y que ellos eran Su pueblo escogido (este era el pacto de Jehová con los israelitas). Es por esto que, hasta el día de hoy, el pueblo de Israel todavía dice que Jehová es solamente su Dios y no el Dios de otros pueblos.

Durante la Era de la Ley, Jehová estableció muchos mandamientos para que Moisés los promulgase a los israelitas que lo seguían para salir de Egipto. Estos mandamientos fueron dados por Jehová a los israelitas y no guardaban ninguna relación con los egipcios; tenían el propósito de refrenar a los israelitas. Él usó los mandamientos para exigirles. Bien sea que guardaran el día de reposo, que respetaran a sus padres, que no adoraran ídolos y demás, estos eran los principios por los que se les juzgaba como pecaminosos o justos. Entre ellos hubo algunos que fueron consumidos por el fuego de Jehová, otros que fueron apedreados, y algunos que recibieron la bendición de Jehová, todo esto determinado conforme a si obedecían o no estos mandamientos. Quienes no guardasen el día de reposo serían apedreados. Los sacerdotes que no guardasen el día de reposo serían consumidos por el fuego de Jehová. Quienes no mostrasen respeto a sus padres también serían apedreados. Todo esto fue encomendado por Jehová. Él estableció Sus mandamientos y leyes para que, al ser guiado por Él durante su vida, el pueblo escuchara y obedeciera Su palabra, y no se rebelara contra Él. Empleó estas leyes para mantener bajo control a la raza humana recién nacida, para crear las bases para Su obra futura. Así, con base en la obra que hizo Jehová, la primera era fue llamada la Era de la Ley. Aunque Jehová hizo muchas declaraciones y llevó a cabo mucha obra, Él sólo guio al pueblo de manera positiva, enseñando a esta gente ignorante cómo ser humana, cómo vivir y cómo entender el camino de Jehová. En la mayor parte, la obra que Él llevó a cabo fue provocar que el pueblo observara Su camino y siguiera Sus leyes. Esta obra se llevó a cabo en gente someramente corrompida; no se extendió al punto de transformar su carácter o progreso en la vida. Su único interés era usar leyes para restringir y controlar al pueblo. Para los israelitas de aquel tiempo, Jehová era solamente un Dios en el templo, un Dios en los cielos. Era una columna de nube, una columna de fuego. Lo único que les exigía Jehová era obedecer lo que la gente hoy día conoce como Sus leyes y mandamientos —que incluso se podrían llamar normas— porque lo que Jehová hizo no tenía el propósito de transformarlos, sino de darles más de lo que merecía tener el hombre, e instruirles con Su propia boca, pues después de haber sido creados, los hombres no tenían nada de lo que debían poseer. Así que Jehová le dio al pueblo lo que necesitaba para su vida en la tierra, haciendo que este pueblo que Él había guiado superara a sus antepasados, Adán y Eva, porque lo que Jehová le dio superaba lo que Él había dado a Adán y Eva en el principio. A pesar de eso, la obra que hizo Jehová en Israel fue sólo para guiar a la humanidad y hacer que esta reconociera a su Creador. No la conquistó ni la transformó; simplemente la guio. Este es el resumen de la obra de Jehová en la Era de la Ley. Es el trasfondo, la verdadera historia, la esencia de Su obra en la tierra entera de Israel y el comienzo de Su obra de seis mil años, para mantener a la humanidad bajo el control de la mano de Jehová. De esto nació más obra en Su plan de gestión de seis mil años.

De ‘La obra en la Era de la Ley’ en "La Palabra manifestada en carne"

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