verdadero arrepentimiento | "Para quién debe vivir el hombre" El amor de Dios despierta mi corazón
I
Sin saber por quién debo vivir.
Ahora tengo por fin la respuesta.
Vivía sólo para mí buscando fama y reputación.
Bonitas palabras yo decía a Dios,
pero sólo a mí mismo me seguía.
Futuro y destino guiaban mi fe, sin ninguna verdad ni realidad.
Rituales y reglas confinaban mi fe;
en mí sólo el vacío encontré.
No podía vivir como ser humano, no merecía el amor de Dios.
II
Mi corazón despertó diciéndome que debo devolver a Dios Su amor.
Me odio a mí mismo porque no tuve conciencia,
negué a Dios y rompí Su corazón.
Nunca consideré el corazón de Dios;
ni hice ningún caso a Sus palabras.
Sin ninguna conciencia y sin juicio,
¿cómo puedo ser un hombre de verdad?
El juicio de Dios me hace ver que era corrupto por Satán.
El malvado mundo llena de tentación;
un creyente debe elegir la verdad.
Querido Dios que tanto me amas,
que haces lo posible por salvarme.
¡Lo que has hecho por mí lo recordaré!
Nunca jamás lo olvidaré.
Cuidaré el corazón de Dios. Perseguiré por siempre la verdad.
Me esforzaré, lo daré todo por Dios,
me sacrificaré y le devolveré Su amor.
Me sacrificaré y le devolveré Su amor.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
Fuente: Relámpago Oriental
La palabra de Dios Todopoderoso: “Revisar si practicas la justicia en todo lo que haces y si todas tus acciones Dios las observa, son los principios conductuales de los que creen en Dios. Seréis llamados justos porque podéis satisfacer a Dios y porque aceptáis el cuidado y la protección de Dios. A los ojos de Dios, todos los que aceptan el cuidado, la protección y la perfección de Dios y que Él gana, son justos y Dios los ve con estima. Entre más aceptéis las palabras de Dios en el aquí y el ahora, más seréis capaces de recibir y entender la voluntad de Dios y así podréis vivir más las palabras de Dios y satisfacer Sus exigencias. Esta es la comisión que Dios tiene para vosotros y lo que debéis lograr. Si usáis nociones para medir y delinear a Dios, como si Dios fuera una estatua de barro inmutable, y si delimitáis a Dios dentro de la Biblia y lo encerráis dentro de un limitado campo dónde obrar, entonces esto prueba que habéis condenado a Dios. Porque, en sus corazones, los judíos de la época del Antiguo Testamento fundieron a Dios en el molde de un ídolo, como si a Dios sólo se le pudiera llamar Mesías y sólo aquel que fuera llamado el Mesías fuera Dios, y porque ellos sirvieron y adoraron a Dios como si Él fuera una estatua de barro (sin vida), clavaron al Jesús de ese tiempo en la cruz, sentenciándolo a muerte, condenando a muerte al Jesús inocente. Dios no había cometido ningún crimen, sin embargo, el hombre no perdonó a Dios y resueltamente lo sentenció a muerte. Así Jesús fue crucificado. El hombre siempre cree que Dios es inmutable y lo define de acuerdo a la Biblia, como si el hombre hubiera penetrado la gestión de Dios, como si todo lo que Dios hace estuviera en las manos del hombre. Las personas son ridículas al extremo, las posee una arrogancia extrema y todas tienen un gusto por la elocuencia rimbombante. Independientemente de qué tan grande sea el conocimiento que tienes de Dios, todavía digo que no conoces a Dios, que no hay nadie que se le oponga más a Dios, y que condenas a Dios, porque eres totalmente incapaz de obedecer la obra de Dios y caminar el camino para que Dios te perfeccione. ¿Por qué Dios nunca está satisfecho con las acciones del hombre? Porque el hombre no conoce a Dios, porque tiene tantas nociones y porque, en vez de cumplir con la realidad, todo su conocimiento de Dios está cortado de la misma tela y es rígido e inflexible. Así, habiendo venido a la tierra en la actualidad, una vez más el hombre ha clavado a Dios en la cruz. ¡Humanidad cruel y brutal! La confabulación y la intriga, los empujones entre ellos, la lucha por la reputación y la fortuna, la masacre mutua, ¿cuándo se van a terminar? Dios ha hablado cientos de miles de palabras pero nadie ha entrado en razón. Actúan por el bien de sus familias, hijos e hijas, por sus carreras, porvenires, estatus, vanidad y dinero, por la ropa, la comida y la carne, ¿las acciones de quién son verdaderamente por el bien de Dios? Incluso entre aquellos cuyas acciones son por el bien de Dios, sólo hay unos cuantos que conocen a Dios. ¿Cuántos no actúan por el bien de sus propios intereses? ¿Cuántos no oprimen y discriminan a los demás con el propósito de mantener su propio estatus? Así, Dios ha sido condenado a muerte contundentemente en innumerables ocasiones; innumerables jueces bárbaros han condenado a Dios y una vez más lo han clavado en la cruz. ¿Cuántos se pueden llamar justos porque en verdad actúan para Dios?” ("La Palabra manifestada en carne")
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