Dios Todopoderoso dice:
“Temer a Dios y apartarse del mal” y conocer a Dios, están indivisiblemente conectados por miles de hilos, y la conexión entre ellos es evidente por sí sola. Si uno desea conseguir apartarse del mal, debe sentir primero un temor real de Dios; si uno desea conseguir un temor real de Dios, debe tener primero un conocimiento real de Dios; si uno desea conseguir el conocimiento de Dios, debe experimentar primero las palabras de Dios, entrar en la realidad de Sus palabras, experimentar Su reprensión y Su disciplina , Su castigo y juicio; si uno desea experimentar las palabras de Dios, debe encontrarse cara a cara con las palabras de Dios, encontrarse cara a cara con Dios, y pedirle que provea oportunidades para experimentar Sus palabras en la forma de todas las clases de entornos que impliquen a personas, acontecimientos, y objetos; si uno desea encontrarse cara a cara con Dios y con Sus palabras, debe poseer primero un corazón simple y sincero, la actitud a aceptar la verdad, la voluntad de resistir el sufrimiento, la determinación y la valentía de apartarse del mal, y la aspiración de convertirse en un ser creado genuino… De esta forma, yendo adelante paso a paso te acercarás cada vez más a Dios, tu corazón será cada vez más puro, y tu vida y el valor de estar vivo, junto a tu conocimiento de Dios, estarán cada vez más llenos de sentido y se expandirán cada vez más radiantes. Hasta que, un día, sientas que el Creador ya no es un misterio, que nunca se ha escondido de ti, que nunca ha ocultado Su rostro de ti, que no está en absoluto lejos de ti, que ya no es Aquel que anhelas constantemente en tus pensamientos, pero que no puedes alcanzar con tus sentimientos, que Él está real y verdaderamente montando guardia a tu izquierda y a tu derecha, proveyendo para tu vida, y controlando tu destino. Él no está en el horizonte remoto ni se ha escondido muy arriba en las nubes. Está justo a tu lado, presidiendo sobre la totalidad de ti. Él es todo lo que tienes y la única cosa que tienes. Ese Dios te permite amarlo desde el corazón, aferrarte a Él, mantenerlo cerca, admirarlo, temer perderlo, y no estar dispuesto a renunciar más a Él ni a desobedecerle, evitarlo ni colocarlo a una distancia de ti. Lo único que quieres es preocuparte por Él, obedecerle, compensarle todo lo que te da, y someterte a Su dominio. Ya no te niegas a que Él te guie, provea, cuide y guarde; ya no rechazas lo que Él te domina y ordena. Sólo quieres seguirle, caminar a Su lado a Su izquierda o a Su derecha. Sólo quieres aceptarlo como tu única y exclusiva vida, como tu único y exclusivo Señor, tu único y exclusivo Dios.
De "La Palabra manifestada en carne"
Fuente: Relámpago Oriental
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