Los himnos de La Iglesia de Dios Todopoderoso | Dios encarnado posee la esencia de Dios |
musica cristiana | Dios encarnado posee la esencia de Dios
La carne vestida
por el Espíritu de Dios
es la de Dios mismo,
es Su propia carne.
Él es todopoderoso,
supremo, santo y justo,
igual que Su Espíritu,
igual que Su carne.
Tal carne sólo puede hacer
cosas buenas y justas,
cosas que son
santas y grandes,
cosas gloriosas.
I
La carne de Dios
no puede ir contra la verdad
o apartarse de la justicia.
Al Espíritu de Dios
nunca traicionará,
y está libre de la
corrupción de Satanás.
Esta carne es distinta
de la del hombre mortal.
Esta carne es distinta
de la del hombre mortal.
La carne vestida
por el Espíritu de Dios
es la de Dios mismo,
es Su propia carne.
Él es todopoderoso,
supremo, santo y justo,
igual que Su Espíritu,
igual que Su carne.
Tal carne sólo puede hacer
cosas buenas y justas,
cosas que son
santas y grandes,
cosas gloriosas.
II
Aunque Cristo vive
con el hombre en la tierra,
sólo el hombre puede ser
atrapado y poseído
por Satanás.
Esto nunca le pasará a Cristo.
Satanás no puede alcanzar
ni acercarse a Dios.
Sólo el hombre
traiciona a Dios;
esto no tiene que ver
con Cristo.
La carne vestida
por el Espíritu de Dios
es la de Dios mismo,
es Su propia carne.
Él es todopoderoso,
supremo, santo y justo,
igual que Su Espíritu,
igual que Su carne.
La carne vestida
por el Espíritu de Dios
es la de Dios mismo,
es Su propia carne.
Él es todopoderoso,
supremo, santo y justo,
igual que Su Espíritu,
igual que Su carne.
Tal carne sólo puede hacer
cosas buenas y justas,
cosas que son
santas y grandes,
cosas gloriosas.
De "La Palabra manifestada en carne"
Dios Todopoderoso dice :El primer Dios encarnado vivió sobre la tierra durante treinta y tres años y medio, pero desarrolló Su ministerio sólo durante tres años y medio. Tanto durante el tiempo en que obró, como antes de empezar Su obra, poseía una humanidad normal. Habitó en Su humanidad normal durante treinta y tres años y medio. A lo largo de Sus últimos tres años y medio, Él reveló ser el Dios encarnado. Antes de comenzar a desarrollar Su ministerio, apareció con una humanidad ordinaria y normal sin mostrar señales de Su divinidad, y esta no se manifestó hasta después de que Él comenzara a desempeñar formalmente Su ministerio. Su vida y Su obra durante esos primeros veintinueve años demostraron que Él era un ser humano genuino, un hijo del hombre, una carne; y es que Su ministerio no comenzó de manera oficial hasta después de cumplir los veintinueve años. El significado de la encarnación es que Dios aparece en la carne y Él viene a obrar en medio del hombre de Su creación bajo una imagen de carne. Por tanto, para que Dios se encarne, primero debe ser carne, una carne con una humanidad normal; esto, como mínimo, debe ser verdad. De hecho, la implicación de la encarnación de Dios es que Él vive y obra en la carne; Dios se hace carne en Su misma esencia, se hace hombre. Su vida y Su obra encarnadas pueden dividirse en dos etapas. Primero es la vida que vive antes de desempeñar Su ministerio. Él vive en una familia humana ordinaria, en una humanidad totalmente normal, obedeciendo la moral y las leyes normales de la vida humana, con necesidades humanas normales (comida, vestido, refugio, descanso), debilidades humanas normales y emociones humanas normales. En otras palabras, durante esta primera etapa Él vive en una humanidad no divina y completamente normal, y se involucra en todas las actividades humanas normales. La segunda etapa es la vida que vive después de empezar a desarrollar Su ministerio. Sigue morando en la humanidad ordinaria con un caparazón humano normal, sin mostrar señal externa alguna de lo sobrenatural. No obstante, Él vive puramente por el bien de Su ministerio y durante este tiempo Su humanidad normal existe enteramente al servicio de la obra normal de Su divinidad; y es que, para entonces, Su humanidad normal ha madurado hasta el punto de ser capaz de desempeñar Su ministerio. Por tanto, la segunda etapa de Su vida consiste en llevar a cabo Su ministerio en Su humanidad normal; es una vida tanto de humanidad normal como de divinidad completa. La razón por la que durante la primera etapa de Su vida Él vive en una humanidad completamente ordinaria es que Su humanidad no equivale aún a la totalidad de la obra divina, todavía no está madura; sólo después de que Su humanidad madura y es capaz de cargar con Su ministerio, es cuando Él puede ponerse a realizarlo. Como Él, siendo carne, necesita crecer y madurar, la primera etapa de Su vida es la de una humanidad normal, mientras que en la segunda, al ser capaz Su humanidad de acometer Su obra y llevar a cabo Su ministerio, la vida que el Dios encarnado vive durante ese periodo es una tanto de humanidad como de divinidad completa. Si el Dios encarnado hubiera comenzado Su ministerio formal desde el momento de Su nacimiento, realizando señales sobrenaturales y maravillas, entonces Él no tendría una esencia corpórea. Por tanto, Su humanidad existe por el bien de Su esencia corpórea; no puede haber carne sin humanidad y una persona sin humanidad no es un ser humano. De esta forma, la humanidad de la carne de Dios es una propiedad intrínseca de la carne encarnada de Dios. Decir que “cuando Dios se hace carne es totalmente divino, no es en absoluto humano”, es una blasfemia, porque esta es una postura imposible de adoptar y que viola el principio de la encarnación. Incluso después de empezar a llevar a cabo Su ministerio, Su divinidad sigue habitando Su caparazón humano externo cuando Él realiza Su obra; sólo que en ese momento, Su humanidad tiene el único propósito de permitirle a Su divinidad desempeñar la obra en la carne normal. Así pues, el agente de la obra es la divinidad habitando en Su humanidad. Es Su divinidad, no Su humanidad, la que obra, pero es una divinidad escondida dentro de Su humanidad; Su divinidad completa, no Su humanidad, es la que, en esencia, lleva a cabo Su obra. Pero el actor de la obra es Su carne. Se podría decir que Él es un hombre, pero que también es Dios, porque Dios se convierte en un Dios que vive en la carne, con un caparazón y una esencia humanos, pero también con la esencia de Dios. Al ser un hombre con la esencia de Dios, Él está por encima de cualquiera de los humanos creados y de cualquier hombre que pueda desarrollar la obra de Dios. Por tanto, entre todos los que tienen un caparazón humano como el suyo, entre todos los que poseen humanidad, sólo Él es el Dios mismo encarnado, todos los demás son humanos creados. Aunque todos poseen humanidad, los humanos creados no son sino humanos, mientras que Dios encarnado es diferente. En Su carne, no sólo tiene humanidad sino que, más importante aún, también tiene divinidad. Su humanidad puede verse en la apariencia externa de Su carne y en Su vida cotidiana, pero Su divinidad es difícil de percibir. Como Su divinidad se expresa únicamente cuando Él tiene humanidad y no es tan sobrenatural como las personas lo imaginan, verla es extremadamente difícil para las personas. Incluso hoy es muy difícil que la gente pueda comprender la verdadera esencia del Dios encarnado. De hecho, incluso después de haber hablado tanto sobre ello, supongo que sigue siendo un misterio para la mayoría de vosotros. Este asunto es muy simple: como Dios se hace carne, Su esencia es una combinación de humanidad y divinidad. Esta combinación se llama Dios mismo, Dios mismo en la tierra.
Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso
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