En Juan, capítulo 21, versículos 16-17 podemos leer, “Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”.
Cada vez que leo estos versículos, siempre me pregunto: Los discípulos de Jesucristo fueron doce. ¿Por qué entonces puso Él sobre los hombros de Pedro la enorme responsabilidad de pastorear a las iglesias?
A través de constantes plegarias y lecturas de estos dos pasajes y reflexionando en el actuar de Pedro cuando seguía al Señor en sus trabajos, fui entendiendo poco a poco la razón. Fue porque, mientras seguía a Jesús, lo que buscaba Pedro era un cambio en su comportamiento y su propia disposición, no la fama ni mejorar su condición. Así que, sin importar si sufría persecución o tribulaciones, o carencias en su vida, siempre obedeció y nunca pronunció una queja concerniente al Señor. Aunque negó tres veces al Señor antes de Su crucifixión, esto fue debido a su debilidad. La esencia de Pedro era buena, su obediencia a Dios y su amor a Dios. Jesucristo vio que él era alguien que buscaba la verdad y amaba a Dios, por lo que Él le pidió a Pedro que pastoreara Sus ovejas. La razón por la cual el Señor le pregunta a Pedro tres veces “¿me amas?” contenía en sí la esperanza de que Pedro aceptara la misión que se le había encomendado, sin importar lo que tuviese que enfrentar, que siempre buscase la verdad, tratase de encontrar la voluntad de Dios, y siempre reflexionase en su interior si seguía la voluntad de Dios y si realmente amaba y era del agrado de Dios. Estas tres veces que el Señor le pregunta son una prueba de que Él albergaba grandes esperanzas en Pedro.
Las palabras del Señor me motivaron a examinarme profundamente: ¿Soy una persona que ama a Dios? ¿Y, cómo debo amarlo exactamente? Pensé: Si puedo, frecuentemente alentado por estas palabras, buscar el amor de Dios, mi relación con Él se hará más y más íntima y lo buscaré con más añoranza en mi corazón. Además, cuando afronte diferentes situaciones y refinamientos, reflexionaré por lo tanto acerca de mi comportamiento y no haré nada que ofenda a Dios. Y, muy dentro de mí, pensaré cómo satisfacer la voluntad de Dios y consolar Su corazón. Dios nos creó a Su imagen y sopló en nosotros Su aliento de vida, y así nos considera como Su propia carne y sangre, así como también como Sus compañeros. Sin importar cuántos años haya trabajado Él entre los hombres, Su esencia y Su intención no cambiarán nunca. Como lo hizo con Pedro, Él nos pedirá que hagamos los mismo. Al final Dios quiere obtenernos para Sí y que seamos personas que lo conozcamos y lo amemos. Sólo así lograremos acometer la misión que Él nos ha confiado, cumplir con nuestro deber como Su creación, manifestar y glorificar a Dios en la tierra, y señorear sobre todas las cosas. De esta forma, la intención original de Dios cuando creó al hombre será restaurada.
Reflexionando acerca de esto, aprecié el profundo significado interno de las intenciones de Dios contenidas en las preguntas que le hizo a Pedro. Y estas palabras se convertirán en faro y guía de mis pasos futuros en la fe en Dios, guiándome en el camino a seguir.
(Traducido del original en inglés al español por Ernesto Morejón Pedret)
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
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